lunes, 5 de octubre de 2015

VENERA

Todos los dulces hechos a base de almendra, son mi debilidad: Amarguillos, empiñonados, bizcochos, este, no iba a ser una excepción. Este postre es original de Navia, un pueblo al oeste de Asturias. Allí aprendí a elaborarlo gracias a la tía de una amiga: Olga, o Ariel como la conocía mucha gente. Vaya esta publicación como recuerdo a una amiga extremadamente bondadosa, que nos dejó demasiado pronto.

Ingredientes

500 g. de almendra molida
400 g. de azúcar
1 huevo y medio
1 oblea grande

Para la decoración

1/2 clara de huevo
azúcar
cerezas confitadas

Elaboración

En un bol, mezclamos la almendra molida con el azúcar.

Poco a poco, le vamos añadiendo el huevo mezclándolo hasta a formar una bola, cuidando de no amasar mucho con las manos, porque la almendra perdería su aceite.

Dejamos reposar 1 hora en el bol, tapado con papel film.

Pasado el tiempo, iremos tomando pequeñas porciones del mismo tamaño y haremos bolas, hasta terminar la masa obtenida, y reservamos.

En una bandeja apta para horno, y suficientemente grande para hacer la venera con el dibujo que hayamos elegido, colocamos la oblea.

Tomando una a una cada bola, iremos estirándolas y haciendo rulos del mismo largo y grueso para colocarlos sobre la blonda, haciendo el dibujo que deseemos (en esto, hay que utilizar la imaginación un poco).

El dibujo, debemos empezarlo por el centro, para ir añadiendo semicírculos que simulen una flor.

Si terminamos el dibujo y sigue quedándonos, masa de almendra, podemos redistribuir esa masa haciendo alguna floritura añadida para no estropear nada.

Yo elegí simular una flor, pero cualquier dibujo quedará bonito, aunque hemos de tener en cuenta la bandeja y la blonda sobre las que una vez terminado el postre, la vamos a colocar.

Precalentar el horno a 180º. Cocer unos 5 minutos aproximadamente, hasta que veamos que empieza a dorarse, pero que el tiempo no exceda de los 15 minutos porque el postre se endurecería.

Decoración

Una vez sacada del horno y ya fría, la colocamos en la fuente donde vamos a servirla, - podemos ponerle antes una blonda -, y procedemos a preparar la decoración.

Para ello, haremos una glasa con la media clara de huevo y azúcar glas.
La mejor forma de conseguir una glasa perfecta es poniendo la clara en un plato y agregar poco a poco el azúcar al tiempo que la vamos removiendo con un tenedor.

No puedo indicaros la cantidad de azúcar necesaria, porque siempre depende de la cantidad de clara que utilizo. (Por el tamaño de los huevos). Si debo indicar, que la glasa deberá quedar muy espesa hasta que casi no podáis mover el tenedor, para que una vez seca, se quede dura.

Ahora con delicadeza, y ayudándoos de una manga con la boquilla muy fina, hay que hacer ondas y puntitos sobre las formas de la venera, hasta lograr un efecto armonioso, dejamos que se seque la glasa, le colocamos las cerezas estratégicamente y ya podemos servir.

Es un postre muy fácil de hacer aunque os parezca laborioso. Realmente lo más complicado es encontrar la forma que nos gusta y decorarlo. Por eso, si queremos tomarlo en su punto sin estar demasiado preocupados de si estará hecha con tiempo suficiente, es bueno hacerlo la tarde antes al día en que lo vamos a consumir, de forma que ni se haya endurecido pero sin embargo tenga la decoración en su estado óptimo.

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