sábado, 3 de septiembre de 2022

HIGOS EN ALMÍBAR

 

Desde que nos jubilamos, durante los últimos días de verano acostumbro a elaborar conservas caseras.

Al principio fue por utilizar gran parte de las verduras y frutas que cultivábamos en nuestro huerto, y ahora, cuando he aprendido que es más importante disfrutar de mi tiempo, el huerto ha quedado reducido a dos huertos urbanos de 4 x 1,50 mts. lo que generalmente suele ser suficiente para hacer la conserva que nosotros consumimos de tomate y fruta. 

Los pimientos los suelo adquirir en un vivero cercano, los recogen al momento de comprarlos, me permiten elegir las piezas y tienen un precio bastante más económico que en el mercado tradicional. 

Con eso hago lo que necesitamos para el consumo familiar durante todo el año.

Sin duda que un tomate envasado al natural o unos pimientos asados caseros, no tienen comparación con los mejores que se pueden comprar, y además, proporciona mucha satisfacción ver a los nuestros disfrutar de algo hecho con dedicación y cariño.

Por otra parte, tenemos vecinos que nos obsequian con verduras o frutas, así que este año me he estrenado con los Higos en Almíbar, mientras nuestra higuera se siga resistiendo a madurar sus frutos, de momento han salido tres tarros.

Para mi, esta receta tiene un recuerdo familiar entrañable; a mi padre que cumplía años el 24 de septiembre, una familia de amigos le solía regalar una tarta muy rica que siempre iba decorada con higos en almíbar, es un recuerdo de mi infancia que nunca olvidaré porque va unido al tiempo más bonito de mi vida, cuando las preocupaciones y los problemas eran inexistentes.

La receta que he utilizado para los higos en conserva, no es la que utilizaba la familia que regalaba la tarta. Me interesé por ella, pero no la conservan, así que he utilizado una de las muchas que encontré en la red. He introducido modificaciones personales, y reajustado tanto ingredientes como tiempo, os la cuento tal como la hice.

Ingredientes.

1,300 kg de higos
1 litro de agua
750 gr de azúcar

Elaboración

La proporción de los ingredientes que ponían las distintas recetas que encontré, variaban mucho en cantidades y en tiempos, así que decidí adaptar las medidas a lo que me pareció más razonable, aumenté la cantidad de agua y reduje el azúcar. También modifiqué los tiempos, y repetí una cocción más.

Quitamos el rabito de los higos que previamente hemos seleccionado, los lavamos. Con un mondadientes pinchamos cada higo dos o tres veces para facilitar que se impregnen bien por dentro y reservamos.

Tenemos que tener en cuenta -y esto es muy importante- que los higos deben estar en su punto, no deben estar demasiado maduros, para evitar que se desmoronen con la cocción.

Ponemos en una cacerola amplia el agua y el azúcar, cuando rompa a hervir y veamos que se ha disuelto el azúcar, agregamos con cuidado los higos.

Dejamos hervir durante 20 minutos moviéndolos con delicadeza para que no se rompan y retiramos del fuego. Los dejamos enfriar al menos 6 horas, pero podemos dejarlo hasta el día siguiente.

Cuando estén fríos volvemos a repetir la operación durante otros 20 minutos. El aspecto de los higos debe ser como acristalado, y el liquido que queda debe ser un almíbar para que la maceración sea perfecta.

En mi caso, dos cocciones fueron insuficientes porque el almíbar no estaba aún meloso, así que repetí por tercera vez otros 20 minutos la cocción.

Se envasan en caliente en un bote de cristal con una buena tapa para conseguir el vacío, procurando que queden apretaditos, sin aire, y cubiertos por el almíbar. La mayoría de las recetas dicen que con colocar el tarro en posición invertida durante 24 horas, como es el caso de las mermeladas, es suficiente para conservarlos durante largo tiempo. 


Sin embargo, no es una cosa que se coma a menudo y para asegurarme que durarán al menos una temporada los esterilicé hirviendo los botes durante 30 minutos.

Son un bocado exquisito, se pueden acompañar de cualquier postre lácteo, para hacer tartas de frutas, o bien escurridos, para hacer bombones de higo.