domingo, 31 de mayo de 2020

SUPERHOGAZA SIN AMASADO CON CORTEZA CRUJIENTE

En esta ocasión vamos a preparar una hogaza de pan, grande, crujiente y que se va a conservar en perfecto estado durante varios días. Es un pan aromático, bien alveolado, de gran calidad y de muy fácil elaboración porque no necesita amasado.

Ingredientes

1 kg harina del supermercado, sin apellido.
18 g de sal
700 g de agua
9 g de levadura fresca ó 3 gr de levadura seca

Elaboración 

En un bol amplio, tamizamos bien la harina.
Añadimos 18 gramos de sal y lo mezclamos bien con la harina.
 
Ponemos 700 g de agua del tiempo, a temperatura ambiente. Añadimos la levadura fresca y la mezclamos con el agua disolviéndola muy bien.

Añadimos el agua con la levadura disuelta y removemos muy bien hasta que se mezclen todas las partículas de harina. Podemos hacerlo con la mano, pero a mí personalmente me gusta más hacerlo con una cuchara porque no se pega la masa a las manos.

Tapamos la masa y la dejamos durante media hora en la nevera, en una balda hacia la mitad de la nevera, ni donde esté más frío, ni donde haga más calor.

A partir de este paso, creo que os será útil seguir el paso a paso en las fotos. (** VER)

Pasados 30 minutos, sacamos el bol, mojamos las manos con agua y hacemos 8 o 10 plegados: agarrando un trozo de masa, la estiramos al máximo pero sin romperla y la plegamos. Vamos girando el bol donde tenemos la masa y hacemos los plegados de forma que estiramos y plegamos toda la masa. Volvemos a meter otros 30 minutos en el mismo sitio en la nevera.

Esta operación tendremos que repetirla 4 veces. Estirar, plegar 8 o 10 veces y hacer reposos de 30 minutos.

Doblamos tantas veces la masa para desarrollar el gluten, para que nuestro pan tenga una buena miga.

Después del cuarto y último plegado, lo guardamos en la nevera durante hora y media o 2 horas, tapado. Como la tapa de mi bol no iba a permitir que la masa se desarrollase sin tocarla, lo que hice, fue taparlo con un gorro de ducha que utilizo únicamente, para tapar los panes cuya masa en la fermentación, crece mucho.

Cuando hayan transcurrido las dos horas, cogemos un paño y espolvoreamos bien de harina , frotando con la mano el paño, para que la harina penetre bien dentro de la tela.

Una vez que han pasado ya las dos horas, la masa está ya, repleta de burbujas, que son los alveolos que luego tendrá nuestra miga.

Espolvoreamos la mesa con harina. Mojamos la mano en el agua y con cuidado, sacamos la masa del bol. Yo lo hice con una rasqueta de forma redondeada, así me aseguro de que no se rasga la masa en ningún momento.

A continuación formaremos el pan. El proceso es igual a como lo estábamos haciendo antes con los plegados, cogemos un trozo, estiramos y envolvemos, tal como si tomáramos con las manos un trozo de masa y formáramos un pétalo de una flor, que pondremos centro de la masa, vamos girando hasta que hayamos conseguido una forma redondeada.

Cubrimos con el paño enharinado el bol en el que estábamos levando la masa, si es suficientemente grande, o si no, podéis hacer como yo hice, lo puse cubriendo un banetón que es más amplio y ponemos dentro el pan, espolvoreando bien de harina para que no se nos pegue por ningún lado, tapamos y dejamos a temperatura ambiente que suba, casi duplicando su tamaño. Mi masa tardó en crecer 40 minutos aproximadamente.

Cuando falten unos 20 minutos para que termine el levado encendemos el horno a 230º con calor solo por la parte de abajo. Si no tuvierais esta función ponéis el calor por arriba y por abajo.

En el fondo del horno, como siempre, ponemos una bandeja en la que, al momento de introducir el pan en el horno, echaremos casi un vaso de agua muy caliente. Y justo en la altura siguiente, ponemos la bandeja donde hornearemos el pan.

Ponemos un papel para hornear y cubrimos con él una pala, o una tabla de madera que tengamos, y que vamos a utilizar para transportar el pan al horno cuando éste haya aumentado su tamaño.

Espolvoreamos la masa ya levada, con un poco de harina y volcamos sobre la pala sujetándola con la mano para que no caiga de pronto y se golpee mucho. Con un cuchillo con dientes, o uno bien afilado, hacemos unos cortes. Lo hacemos manteniendo el cuchillo inclinado. Lo hacemos con rapidez y llevamos el pan al horno, dejando deslizarse la hogaza con cuidado para que quede bien colocada.

En la bandeja del fondo  del horno, echamos un poco menos de un vaso de agua bien caliente. Cerramos el horno inmediatamente para no perder el vapor, que será el que contribuya al formado de una buena corteza, bien crujiente.

En ese momento, ponemos el horno con calor por arriba y abajo y horneamos el pan a esa temperatura (230º) durante 15 minutos.

Pasado los 15 minutos, bajamos la temperatura a 180º y horneamos 1 hora y 20 o 1 hora y 40 según cómo queramos que quede la corteza. Yo lo tuve hora y media, y luego le di la vuelta para que se tostara por la parte de abajo unos minutos más. Hay que vigilar el horno, para que no se tueste demasiado. Va en gustos.

Lo sacamos y colocamos sobre una rejilla y dejamos que se enfríe del todo para que termine de cocerse.  Si durante el enfriado, estáis atentos, escucharéis como en esa parte de la terminación, el pan cruje, está terminando de cocerse fuera del horno. 

Ya tenemos lista una hermosa hogaza de pan, a mi me ha parecido enorme, pesó 1.346 g.

El rato que ocupamos en hacer el pan, compensa con creces por el resultado, y además tenemos un pan absolutamente natural y muy rico.

Por lo general, la masa que leva o fermenta en la nevera adquiere unas características de sabor y aroma especiales, un poco diferente y muy agradable, y también gracias al levado en la nevera la vida útil del pan aumenta.

Para conservar durante más tiempo el pan podemos ponerlo con el corte para abajo, que haga contacto con la tabla de cortar y taparlo con un paño de algodón, de esa forma, la miga queda tierna y la corteza seguirá crujiente durante más tiempo. Solo se puede dejar el pan de un día para otro si es un pan de calidad.

(** VER) Por si el paso a paso no fuera suficiente para aprender a hacer los plegados, os dejo un video que no se corresponde en nada con esta receta, pero en el que podéis observar la forma de plegar la masa.
Como  podéis comprobar es extremadamente sencillo y el resultado no puede ser mejor. 

https://www.youtube.com/watch?v=uiBO2x2Kbak&t=541s


















sábado, 30 de mayo de 2020

CARNE DE TERNERA CON TOMATE EN OLLA RAPIDA


La ternera con tomate en olla rápida es uno de esos guisos que nos evitan pasar mucho tiempo en la cocina y tenemos un plato completo lleno de sabor y muy nutritivo. Es un plato sencillo de preparar, y en la olla rápida os llevará poquísimo tiempo.

Ingredientes

500 gramos de carne de ternera para guisar, morcillo, aguja o cualquier pieza que os guste.
2 puerros
1 zanahoria grande o 2 pequeñas
2 pimiento verde grande
Medio pimiento rojo (si es grande, si no uno pequeño)
2 dientes de ajo
Sal
Pimienta
Laurel
Comino molido, la punta de una cucharita
Pimentón, la punta de una cucharita
Vino blanco
Aceite de oliva
Tomate natural triturado
Azúcar (opcional, sólo para quitar la acidez del tomate)
Caldo de carne, o en su defecto agua y una pastilla de caldo

Elaboración

En primer lugar, lavamos y cortamos las verduras: el puerro y la zanahoria en rodajas, el pimiento en tiritas o rodajas y el ajo picado.

A continuación, en la olla rápida ponemos 3 cucharadas soperas de aceite de oliva durante 3 o 4 minutos a fuego fuerte. Incorporamos las verduras troceadas y las pochamos durante 5 o 6 minutos.

Añadimos la carne cortada a trozos, más o menos que sean todos del mismo tamaño. Un tamaño mediano. Echamos sal, pimienta y la puntita de una cuchara de pimiento molido y seguimos rehogando con las verduras a fuego fuerte unos 3 o 4 minutos más.

Agregamos una copa de vino blanco, aunque podemos usar cualquier otro. Yo usé este en concreto, porque es el que tenía empezado.

Dejamos evaporar el vino durante unos minutos, removiendo de vez en cuando y cuando esté el vino consumido añadimos un vaso (250 ml) de caldo de carne.

Si no tenemos caldo de carne se puede añadir una pastilla de caldo disuelta en un vaso de agua, e incorporarlo al guiso, o simplemente agua y un poco más de sal.

Después, tapamos la olla rápida y una vez que suban los anillos bajamos el fuego al 3 y lo mantendremos durante 8 minutos. Dependiendo de cada olla, lo tendrás que tener un poco más de tiempo o menos, la mía es una WMF, y sigo las indicaciones de la olla, para los tiempos de cocción.

Separamos la olla del fuego y esperamos que bajen los anillos para poder abrirla. 

Al abrir la olla, volvemos a ponerla al fuego y añadimos 3 cucharadas soperas de tomate natural previamente triturado con la batidora. Añadimos media cucharadita de azúcar y una pizca de sal. También podéis sustituir el tomate natural por tomate frito. De hecho, yo había utilizado tomate frito en otra preparación y utilicé tomate frito sobrante para aprovecharlo.

Removemos bien y lo dejamos a fuego lento (con la tapadera puesta pero sin cerrar la olla para que el tomate no salte) unos 4 o 5 minutos, moviendo de vez en cuando hasta que veamos que el tomate se ha hecho e integrado con la salsa.

Si vemos que ha quedado el caldo abundante y queremos conseguir que se evapore un poco y se condense, dejamos hervir un poco más, removiendo cada poco para que no se nos pegue.

Yo lo he acompañado de unas patatas fritas partidas en cuadraditos y dándoles un hervor en la salsa, para que cogieran el sabor.
 



viernes, 29 de mayo de 2020

TORTA DE PUEBLO CON HUEVO Y AZÚCAR (II)


S
igo intentando conseguir una torta de pueblo que se asemeje a una conocida. Este es mi segundo intento de entre las tortas tradicionales que se hacen por la zona. 

Confieso, que esta es bastante más rica que la que hice anteriormente, pero que no se parece en absoluto a lo que yo pretendo conseguir. Ambas, son variaciones de la torta de aceite que es tradicional en las familias leonesas desde tiempos ancestrales, cuando con la masa restante de los amasados caseros se hacía, vamos a llamarlo así, el premio para la familia. 

No quedaba la masa suficiente para hacer otra hogaza más y se aprovechaba el resto haciendo  una la torta con un baño de aceite y azúcar. 

Esta no es exactamente igual. Lo que intento conseguir es una torta más consistente, de textura diferente, que lleve incorporada el azúcar a la masa, sin tanto alveolado, y que recién hecha, esté crujiente.

Continuaré probando hasta conseguir lo que pretendo,  creo que incluso  que deberé agregar algún aromatizante, que podría ser algún tipo de licor. Terminaré descubriéndolo supongo, todo en cocina tiene su tiempo, y yo, soy tenaz.

La receta original lleva mantequilla, que yo he sustituido por aceite, pero creo que en realidad debería ser manteca de cerdo. Iremos viendo. Aunque debo decir que esta torta, desapareció en un abrir y cerrar de ojos. No es lo que buscaba, pero está muy buena: voló.

Ingredientes

60 gr de mantequilla + 40 gr para pincelar (40 aceite +25 pincelar)
100 gr de leche
20 g de levadura fresca o medio sobre de levadura seca de panadería
250 gr de harina de fuerza
1 huevo
1 cucharada de azúcar
Azúcar para espolvorear

Preparación tradicional

Ponemos la mantequilla derretida, (puse aceite) la leche templada, el azúcar y la levadura en un bol y mezclar bien

Añadimos la harina y el huevo y removemos todo con una espátula hasta obtener una masa uniforme.

Vertemos la mezcla sobre la bandeja de horno cubierta por papel de hornear,. Es una mezcla blanda y pegajosa, así que nos untamos las manos con aceite para darle forma a la torta

Dejar levar 2 horas en un sitio cálido y sin corrientes de aire, yo la puse en el horno apagado.

Precalentamos el horno a 220º, calor arriba y abajo

Cuando haya levado, pincelamos suavemente toda la superficie con aceite

Espolvoreamos abundantemente con azúcar

Horneamos unos 15 minutos hasta que esté dorada

Preparación thermomix

Ponemos la mantequilla,  (en mi caso aceite), la leche, el azúcar y la levadura en el vaso y programamos 3 minutos 37º Velocidad 2

Añadimos la harina y el huevo y programamos 2 minutos Vaso cerrado, velocidad Espiga

Vertemos la mezcla sobre la bandeja de horno cubierta por papel de hornear . Es una mezcla blanda y pegajosa, así que untaros las manos con aceite para darle forma a la torta

Dejamos levar 2 horas en un sitio cálido y sin corrientes de aire (la puse dentro del horno apagado)

Precalentamos el horno a 240º, calor arriba y abajo

Cuando haya levado, y pincelar suavemente toda la superficie, o bien con mantequilla derretida si es lo que utilizáis o con aceite de oliva como es mi caso.

Espolvorear abundantemente con azúcar

Hornear unos 15 minutos hasta que esté dorada



jueves, 28 de mayo de 2020

MERLUZA CON GULAS Y GAMBAS

Ingredientes 2 personas

2 lomos de merluza.
100 gramos de gulas del norte
100 gramos de gamba grande
2 dientes de ajo
2 cucharadas de tomate frito
Sal
Aceite de oliva 

1 cucharadita de harina
Perejil (opcional)

1/2 pastilla de caldo de pescado

Elaboración

Ponemos un chorrito de aceite de oliva en una sartén amplia y lo calentamos. Salamos y pasamos la merluza vuelta y vuelta por la sartén y la reservamos.

Pasamos las gambas con cáscara por la misma sartén, hasta que tomen un color naranja fuerte y las reservamos.

Pelamos las gambas y  preparamos un fumet, con las cáscaras de las gambas y la pastilla de caldo. (Cocerlas en agua, pasarlo luego por la batidora, y colar bien el caldo).

En la misma sartén preparamos las gulas a la donostiarra, junto al ajo laminado y también lo reservamos.

Colamos el fumet y lo añadimos a la sartén. Añadimos una pizca de harina si queremos espesar la salsa un poco y también añadimos el tomate frito. Probamos y corregimos de sal.

Cuando la salsa empiece a espesar añadimos el perejil si queremos ponerlo, las gulas con el ajo y por ultimo la merluza, dejamos al fuego 5 minutos, decoramos con las gambas peladas y ya tenemos listo nuestra merluza con gula y gambas. Es un plato muy rico!!!


martes, 26 de mayo de 2020

POLLO EN SALSA TERIYAKI

Se trata de un plato tradicional de la cocina japonesa que cuenta con un sabor exquisito y que, además es muy sano.

Para la salsa teriyaki en thermomix
Ingredientes


30 g de salsa de soja
20 g de miel
10 g de azúcar moreno
15 g de vinagre de arroz o de manzana si no tenéis
1 cucharada de vinagre de Módena
1 trozo de jengibre fresco de 2 cm
1 - 2 pellizcos de condimento de chile en polvo
15 g de sake o bien 15 g de agua
1 cucharada de maizena
150 g de piña natural (opcional)

Elaboración

Echar todo en el vaso de la thermomix y poner 10 minutos 90º velocidad 2, al final si se quiere más fino moler unos segundos a velocidad 10.

Ingredientes para el pollo en salsa teriyaki

1 cebolla mediana laminada.
2 pechugas de pollo.
Sésamo al gusto.
La salsa teriyaki que hemos elaborado.
3 cucharadas de aceite de girasol o de oliva

Elaboración del pollo teriyaki en thermomix

Troceamos la pechuga de pollo.

Añadimos la carne a un bol y ponemos en él la mencionada salsa.

Debemos dejar que macere durante unos 45 minutos, aproximadamente.

Colocamos la mariposa en el robot y ponemos el aceite al vaso.

Programamos a velocidad 1 / Varoma / 5 minutos.

Añadimos al vaso la cebolla y programamos a velocidad 1 / Varoma / 5 minutos.

Escurrimos el pollo, reservando la salsa, y lo echamos también al vaso. Ponemos a funcionar la thermomix a velocidad 1 / Varoma / 10 minutos.

Escurrimos el pollo y la cebolla para añadirlos al vaso con la salsa y con el sésamo.

Programa velocidad 1 / Varoma / 5 minutos. Nuestro pollo teriyaki japonés con Thermomix estará listo, se puede acompañar de arroz blanco, una ensalada, o un poco de brócoli con cualquier cosa esta delicioso.

Nosotros le hemos añadido piña, porque le da un toque especial a la salsa, aunque la aclara bastante

Si queréis conservar la salsa teriyaki, porque no la utilizáis toda, lo mejor ponerla en un recipiente de vidrio que cierre bien. Así aguantará en la nevera unos 10 días.

Convertir unas sencillas pechugas de pollo en un plato lleno de brillo y sabor es más fácil de lo que parece. Tan solo con unos pocos ingredientes y fruta fresca, y ya podemos disfrutar de una ricas pechugas de pollo con salsa teriyaki y piña.

Elaboración tradicional

Hay dos alternativas, comprar la salsa teriyaki o elaborar una alterativa que se le parece bastante.

Comenzaremos calentando el aceite en una sartén antiadherente, añadimos las pechugas de pollo y las cocinamos por ambos lados durante cuatro minutos, aumentamos la potencia del fuego y añadimos el agua, dejamos que el pollo se cocine durante otros seis minutos.

Reducimos el fuego y vertemos la salsa encima de la carne y llevamos a ebullición. Vamos girando la carne en la salsa para que se impregne por todos los lados, y cocemos hasta que la salsa comience a tomar aspecto de glaseado. Servimos bien caliente.

Si no queréis hacer la salsa teriyaki simplemente le aportamos su particular sabor gracias a la unión de estos ingredientes con los que formamos una mezcla muy fácil.

Ingredientes para la alternativa a la salsa teriyaki
Jengibre fresco 30 g
Miel 30 g
Vinagre de arroz 30 ml
Salsa de soja 30 ml
150 gr de piña natural (opcional)

Mientras se cocina la carne, picamos el jengibre fresco en trozos y lo metemos en el vaso de una batidora, lo trituramos con las cuchillas, y añadimos encima, la piña en trozos, la salsa de soja, el vinagre de arroz y la miel, volvemos a triturar hasta que se forme una salsa espesa

Es una receta sencilla, pero llena de sabor, capaz de transformar unas simples pechugas de pollo en un plato exótico.

Observaciones.

El pollo a decir verdad esta buenísimo tal cual, pero su apariencia dista del pollo teriyaki tradicional, primero porque la piña contribuye en gran manera a aclarar la salsa y segundo, porque al seguir la receta de la thermomix el pollo queda de aspecto más blanquecino.

La próxima vez, haré la salsa teriyaki en la thermomix y el resto de los pasos los haré a la forma tradicional, Creo que quedará “más teriyaki”, porque la apariencia de la salsa, antes de mezclarla con el pollo era mucho más dorada, más “japonesa”

Si os gusta la salsa mucho, podéis doblar las cantidades, no os vendrá mal.

domingo, 24 de mayo de 2020

ROSCA O BOLO GALLEGO


Cuando nuestros hijos eran pequeños, pasábamos parte de las vacaciones en la montaña leonesa con su abuela paterna. Es uno de esos pueblos perdidos en una zona casi vacía de León, debido a la construcción de un pantano. Anegaron sus tierras de cultivo, y la población tuvo que emigrar casi en su totalidad. No puede existir un pueblo más tranquilo ni más pintoresco. Calles sinuosas y casas de cal y canto, una bonita plaza con una casa señorial que presupone épocas pasadas más prósperas, pero al día de hoy, con una población estable de poco más de 8 o 10 vecinos.

Naturalmente, a un lugar tan bucólico regresan durante el verano los descendientes de aquellos que se fueron y mantienen en pie sus casas, y algún otro que ha descubierto lo agradable que es la tranquilidad y la temperatura, Como es lógico todo tiene su parte positiva y negativa, se descansa absolutamente, pero no tienes donde comprar, ni una cerilla.

A mí personalmente, me gusta no sólo la tranquilidad, sino saber que el lugar donde descanso tiene unas condiciones mínimas de confort, un par de supermercados, un par de farmacias, una librería, un mercadillo semanal, y un consultorio médico. A todo ello se suma abundancia de árboles, campo, monte y río, que le aporta al paisaje una riqueza inigualable. Por todas partes hay forma de pasear tranquilamente, donde apreciar el maravilloso silencio de la naturaleza interrumpido únicamente por el canto del mirlo, la golondrina o los jilgueros que campan a sus anchas entre los chopos. Tan en plena naturaleza estamos, que no es raro encontrarte a la cigüeña pescando ranas, ver cruzar un zorro o un corzo por los aledaños de la carretera, y es habitual ver pasar como ráfagas a los conejos de monte. Siempre tuve clara mi elección, es mi hábitat natural.

No obstante, guardo bonitos recuerdos del pueblo de la abuela, los niños eran felices allí y el problema del abastecimiento lo resolvíamos a 4 Km. Allí conocí el tipo de pan que vamos a preparar hoy. Para todos era “la rosca” y debo decir que no sé si sigue habiéndola, pero estaba muy rico.

Desde mi inmersión en el mundo del pan me he preguntado, cómo y de qué forma se podría elaborar ese pan, o al menos uno similar.

Parece ser, que ese tipo de pan es uno de los más vendidos en Galicia. Por aquí decimos: gallegos, leoneses y asturianos, primos hermanos, lo que significa que compartimos muchas señas de identidad, y este pan debe ser una de ellas.

Es un pan ideal para los amantes de la corteza puesto que tiene una superficie de ella mucho mayor que una hogaza, y bastante menos miga.

Se trata de uno de esos panes que llevan mucha agua, lo que le da un buen alveolado y una ligereza especial.

Para hacer este pan vamos a utilizar un porcentaje de harina de fuerza Lo hacemos porque, si no, estas masas tan húmedas se esparcen mucho, y así se controla gracias al gluten, que permite mantener la estructura del pan. Le vamos a poner un toque de harinas integrales para que le dé un sabor más intenso, pero podemos hacerlo sin ellas. En todo caso, si vamos a mezclar integrales, tenemos que saber que a mayor proporción de harina integral, saldrá un pan más denso y con menos ligereza en el resultado final.

Ingredientes

Para el prefermento


150 gramos de harina panadera eco El Amasadero
150 gramos de agua
⅛ de cucharilla de levadura seca de panadero (0,68 gr)

Para el pan

Todo el prefermento anterior
100 gramos de harina panadera
300 gramos de harina de fuerza
25 gramos de harina integral de centeno
25 gramos de harina panadera integral
350 gramos de agua tibia
10 gramos de sal

Elaboración

La noche antes de hacer el pan (unas ocho horas) mezclamos los ingredientes del prefermento en un bol y lo dejamos tapado a temperatura ambiente.

Al día siguiente mezclamos el resto de los ingredientes en un bol y amasamos. Veremos que se trata de una masa bastante líquida, no hay que desesperar, sino aplicar reposos entre amasados, y poco a poco, ganará algo de consistencia.

Después de la mezcla de los ingredientes, le di un descanso de unos 7/8 minutos para que se humedecieran bien todas las partículas de harina.

En el primer amasado, al ser una masa tan hidratada, a la que además hemos añadido harinas integrales, veremos que la masa es pegajosa y se adhiere tanto a la mesa de trabajo como a las manos, es lo normal.

La primera imagen que veis, es como está la masa después de dos amasados y sus correspondientes descansos de 10 minutos, como veis la masa empieza a estar brillante, pero aún no ha desarrollado totalmente el gluten y aún se expande un poco. Los ciclos de amasados no deben ser muy largos y los reposos entre ellos de unos 10 minutos. Yo he hecho 3 amasados con sus correspondientes reposos.

A continuación, metemos la masa en un bol aceitado, para evitar que se pegue, y dejamos que fermente a temperatura ambiente durante dos horas y media. Si hace frío puede ser algo más. Estará lista cuando haya aumentado sensiblemente de volumen.

Ponemos la masa sobre la mesa de trabajo bien enharinada y creamos una bola, sin desgasarla completamente, es decir, dándole un poco de tensión, tomando de un extremo de la masa hacia el centro, y siguiendo con el resto de la masa, como si formáramos una flor. Le damos la vuelta y boleamos.

Dejamos reposar unos minutos y ponemos la masa sobre un papel de hornear. Hacemos el agujero a la masa, para formarla.

Para el formado de la bola, pensemos que va a ser parecido al formado del Roscón de Reyes.

Nos untamos ligeramente de aceite las manos para evitar que se nos pegue. Metemos los dedos de una mano en el centro y vamos estirando hacia fuera. Estiramos sin miedo porque después tenderá a cerrarse.

Enharinamos la superficie del pan generosamente y cubrimos con un paño limpio, dejándola reposar 45 minutos.

Precalentamos el horno a 250º. Antes de meter el pan (utilizamos para ello una pala ancha, una bandeja de horno al revés, o una tapa de madera de una caja de vino, lo que tengamos), hacemos cuatro cortes con una cuchilla en la superficie. 

Introducimos el pan en el horno, sobre la piedra de horneado en la segunda altura, y podemos poner tres cubitos de hielo sobre la placa base para producir vapor, o bien, como suelo hacer siempre, ponemos una bandeja sobre la que echaremos medio vaso de agua. Las dos opciones son buenas, como mejor os parezca.

La cocción completa de este pan dura una hora. Durante los primeros diez minutos dejamos el horno a 250º. Pasados esos diez minutos, bajamos el horno a 200º y lo dejamos así hasta el final. Si vemos que se dora en exceso bajamos algo más la temperatura (190º o 180ª).

Sacamos el pan y ponemos a enfriar sobre una rejilla. 

Si nos gusta la corteza crujiente dejamos enfriar lentamente poniendo la rejilla sobre la piedra de hornear con el horno apagado y entreabierto.

Observaciones.

Si tenemos masa madre, podemos sustituir el prefermento de la receta por la misma cantidad de masa madre. Para ayudar a la masa madre, podemos sumarle a la receta un gramo de levadura seca de panadero. (Mi prefermento pesó 295 gramos).

El resultado fue de una rosca de 745 g.











jueves, 21 de mayo de 2020

TARTA LIGERA DE LIMÓN

Ingredientes

300 gr de queso Philadelphia
375 g de Yogur natural desnatado sin azúcar
4 huevos medianos
La ralladura de un limón
90 g de azúcar
80 g de maizena
1 cucharadita de levadura química

Elaboración

Precalentamos el horno a 180º.

Ponemos en un cuenco el queso Philadelphia y el yogur natural. Batimos con energía hasta mezclar muy bien.

Añadimos el azúcar y la piel rallada de un limón.

Exprimimos el zumo del limón, lo colamos y lo agregamos a la mezcla. Añadimos los huevos uno a uno batiendo bien antes de añadir el siguiente.

Añadimos una cucharadita  de levadura royal y 80 g de maizena. Batimos y mezclamos muy bien. La metemos en un molde (yo la puse en uno que tengo con la base de porcelana y silicona).

La llevamos al horno y la tenemos durante 40 minutos con calor arriba y abajo. La dejamos enfriar completamente en el molde. 

Cuando haya enfriado, la podemos acompañar con un poco de miel por encima y unas nueces tostadas, o un crocanti. Aunque podemos cubrirla también con una mermelada que nos guste.