domingo, 20 de marzo de 2016

LASAÑA CON PASTA FRESCA CASERA. ELABORACION TRADICIONAL Y THERMOMIX


La pasta en cualquiera de sus modalidades, es siempre un éxito en casa. Este año, los Reyes Magos de Oriente me hicieron un estupendo regalo: por una parte un curso de pasta fresca, y por otro, una máquina para trabajarla que incluye  accesorios para hacer láminas para lasaña y canelones, espagueti y tortelini. El lote completo.

Durante el curso descubrí la diferencia entre la pasta fresca comprada y la hecha en casa. Descubrí también que es extremadamente sencilla de hacer, y que el rato que lleva hacerla compensa con creces la delicadeza de la textura al comerla, se deshace en la boca y los sabores se funden en la boca al comerla.  Vamos al asunto.

El primer paso, naturalmente será hacer la masa fresca. Os dejo los ingredientes y un paso a paso en fotos.

Ingredientes

200 gr de harina de fuerza (dependiendo del tamaño de los huevos podréis necesitar algo más)
2 huevos
1 cucharadita de postre de aceite de oliva.

Elaboración tradicional

En un cuenco, colocáis la harina en forma de volcán, hacéis un hueco y ponéis allí los huevos y el aceite. Primero, con la ayuda de una rasqueta, vais mezclando poco a poco todo hasta que los huevos y el aceite se hayan mezclado bien. Cuando todo esté integrado, volcáis sobre una superficie plana y lisa y empezáis a amasar. Deberéis obtener una masa que no se pegue a los dedos, si no fuera así, añadís un poco más de harina. Es posible que necesitéis agregarla en dos o tres veces, pero hacerlo poco a poco porque la masa ha de quedar elástica para que luego se pueda estirar bien con la máquina.

Elaboración en thermomix
Ponemos en el vaso los ingredientes en el orden que aparecen en la lista y amasamos 15 segundos en velocidad 6; a continuación  programamos  2 minutos,  velocidad espiga. (La masa no debe quedar pegajosa, de ser así, añade un poco más de harina. Una vez esté hecha la dejaremos reposar 1 hora tapada con film transparente).

Ahora vamos a utilizar la máquina para pasta fresca

Espolvoreamos con harina la masa y el rodillo de la máquina.
Aplastamos un poco la masa, -si queremos podemos ayudarnos de un rodillo - y la separamos en porciones como podéis ver en las fotos, para facilitar la tarea en el momento de estirar la masa.

Vamos pasando cada porción la primera vez con el rodillo abierto a tope, dos veces.

Añadimos un poco de harina cerrar el rodillo y volver a pasar las tiras de masa hasta que queden finas, (naturalmente tendréis que ir abriendo o cerrando el rodillo según el espesor que le queráis dar).

Mi máquina tiene hasta 7 grosores, yo la estiré lo máximo, aunque creo que no es necesario que queden las placas tan finas, pero si, tened en cuenta que luego al llevar la lasaña al horno, la pasta aumenta de grosor.

 Para utilizar las placas tenéis dos posibilidades:

La primera sería la más tradicional, cortarlas según el tamaño que se desee y dejar secar bien estiradas,  para cocerlas cuando vayamos a preparar la lasaña.

La segunda, sería la que nos enseñaron en el curso: a medida que vamos haciendo las placas, las vamos tapando con papel film de forma que no les dé el aire y así evitaremos que se sequen (se secan con muchísima rapidez: es hacerlas y taparlas). Con esta modalidad, no necesitaréis cocer las placas.

Cocción de la pasta en el caso de que decidáis esta forma.


Cocer la pasta es muy fácil: preparamos abundante agua ligeramente salada con sal gorda y la llevamos a ebullición. Una vez que haya empezado a hervir añadimos la pasta (eliminando la harina en exceso) y la dejamos cocer durante pocos minutos, separándola un poco con ayuda de un tenedor, sobre todo al principio, para evitar que se pegue.  Es suficiente mover la pasta delicadamente durante los primeros segundos de la cocción.
Preparación de la salsa boloñesa

Ingredientes para 5 personas:

Para el sofrito
150 gr de zanahoria
130 gr de cebolla
180 gr de champiñones (yo puse una lata pequeña escurrida)
1/2 pimiento verde
1/2 pimiento rojo
1 diente de ajo
500 gr de tomate natural triturado
50 gr de aceite de oliva virgen extra

Para el resto de la salsa
500 gr de carne picada (yo la hice con ternera pero podéis hacerla mitad y mitad con cerdo)
Sal al gusto
Una pizca de pimienta negra
Orégano seco al gusto

Para la terminación del plato
Queso parmesano rallado

Elaboración en thermomix
Ponemos  todos los ingredientes del sofrito en trozos dentro del vaso -excepto el aceite- y trituramos 15 segundos en velocidad 5.
Con la ayuda de una espátula, bajamos los restos que han quedado en las paredes del vaso. Añadimos el aceite y programamos 8 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1.

Incorporamos al vaso, la carne picada, la sal y las especias y cocinamos 15 minutos, Varoma, giro a la izquierda y velocidad cuchara. Comprobamos el punto de sal, y reservamos. La boloñesa congela bien, de forma que si no la vais a consumir podéis hacerla el día antes o guardarla para otra ocasión.

Elaboración tradicional
Si no tenéis thermomix, simplemente troceáis menuditas las verduras, hacéis un sofrito y añadís a continuación la carne. Esperáis hasta que esté tierna y ya tenéis  hecha una gran boloñesa.

 La única diferencia, es que cuando la haces con la thermomix, las verduras puedes hacerlas muy pequeñitas de forma que al comerlas no las notaréis apenas y que el tiempo de elaboración se reduce muchísimo, porque evidentemente mientras troceas las verduras, ya tienes hecha la boloñesa en la thermomix, y por añadidura sale increíblemente  rica.

Montaje de la lasaña
Yo elegí la opción de no cocer la pasta y guardarla bien tapada, así que sólo tuve que montarla.

Puse una bandeja y cubrí el fondo con salsa de tomate, fui colocando primero una capa de placas y después salsa boloñesa (podéis hacer las capas que queráis) y se termina con una capa de placas.
Cubrís con bechamel abundante, y le añadís queso rallado por encima. Al horno, y a gratinar durante el espacio necesario.

Para la elaboración de la bechamel podéis mirar AQUI













domingo, 13 de marzo de 2016

LOMO ADOBADO


En casa, nos gusta variar en lo posible la comida. Generalmente, a mediodía tomamos siempre carne y por la noche  pescado a la plancha a excepción de los viernes que nos permitimos el lujo de hacer una tortilla, por aquello del colesterol.

La carne -al menos a mi-, cansa bastante si no variamos el tipo y la forma de hacerla. Para nosotros cuenta mucho que la carne sea de bajo contenido en grasa, así que el pollo y el conejo por ejemplo son bastante habituales, y cuando se trata de ternera o cerdo, procuro poner carnes magras de piezas con la menor cantidad de grasa posible. El cordero, no es nuestra carne preferida.
El lomo de cerdo nos gusta fundamentalmente de dos formas, adobado, o a la sal acompañado de puré de manzana o de patata. Hoy, he preparado el adobo para el lomo que compré ayer, ahora lo dejaré unos días bien tapado en el frigorífico, y en cuatro o cinco días habrá tomado todos los sabores.

Ingredientes para adobar un trozo de lomo de 2 Kg y 1/2

5 ajos hermosos
1 cucharada sopera de pimienta en grano (la muelo en el momento de ponerla)
1 cucharada de postre de orégano
1 cucharada de postre de clavo
Sal (al gusto)
1/2 cucharadita de canela en polvo
El zumo de medio limón
1 cucharadita de aceite de oliva
3 cucharadas de pimentón (yo pongo agridulce, pero podéis cambiarlo por dulce o picante o mezclarlos)
3 cucharadas de agua.

Elaboración del adobo

Lo primero que hay que hacer es retirar del lomo, todo resto de grasa, que quede bien limpio.

En el mortero, ponéis los ajos, la pimienta, el clavo, el orégano y la sal. Majáis bien hasta que el ajo sea prácticamente imperceptible. Cuando hayáis terminado vais añadiendo el resto de los ingredientes por el orden en que van colocados, mezcláis bien y frotáis bien la pieza de lomo, hasta que quede totalmente cubierta por todas partes.

Lo colocáis en un recipiente con tapa para meterlo al frigorífico, y le de la menor cantidad de aire posible. Pasados 4 o 5 días, ya podéis hacer los filetes y comerlo.

Una vez que el lomo ha tomado los sabores, como es una pieza bastante grande,  suelo hacerlo todo en filetes y lo guardo en paquetes pequeños en el congelador. Congela muy bien y es muy bueno tener algo que se pueda hacer rápido en casa.

ROSQUILLAS FRITAS DE MI MADRE


Siempre he dicho que mi madre era una cocinera extraordinaria. Con pocas comodidades, conseguía hacer unos platos buenísimos y con un punto diferente. No hacía una cocina  creativa ni variada en exceso, pero sí única. Estas rosquillas que son conocidas por todos tenían algo que las hacía distintas, y en verdad, he probado muchas: con naranja, con anís, con leche, con canela, ninguna comparable, a mi me siguen gustando las de mi madre más que ninguna otra.

Hacía más de medio año que no las hacía, y hoy tocó. Así va la cosa.

Ingredientes

2 huevos
6 cucharadas soperas de aceite de oliva
6 cucharadas soperas de azúcar
6 cucharadas soperas de orujo
Harina, la que pidan(*). No, no es broma es exactamente esa, la que pidan; variará siempre en función del tamaño de los huevos y de lo grande que sea vuestra cuchara sopera. Aunque ese detalle pueda parecer irrelevante no lo es, y así como en el resto de los ingredientes no modifican la masa, la cantidad de harina y de levadura, si. Según nos excedamos o nos quedemos cortos pueden salirnos unas roscas secas o demasiado esponjosas y huecas, y las de mi madre, no son así. Yo he usado para los dos huevos, alrededor de 1/2 kg.
1 cucharadita de postre colmada de levadura royal.
Aceite para freírlas

Elaboración

En un bol, colocamos todos los ingredientes exceptuando la harina y la levadura. Batimos con energía hasta conseguir que se integre todo bien.

Cuando hayamos terminado, empezamos a mezclar poco a poco con la harina procurando que no queden grumos. Añadimos poco a poco más harina, a la que habremos añadido la levadura royal.

En el momento en que notemos que la masa está empezando a ponerse pesada y no podemos seguir mezclándola con el tenedor, volcamos la masa sobre un poco de harina y amasamos con suavidad.

La masa tendrá suficiente harina, cuando al meter el dedo en el medio, la masa no se nos quede pegada. Siempre es preferible que quede escasa de harina que pasarse de la cantidad, porque las roscas quedarían  secas.

Dejamos reposar la masa durante una hora aproximadamente tapada con papel film, a temperatura ambiente. Acto seguido, empezaremos a formar las rosquillas y las iremos dejando sobre una superficie plana  y enharinada separadas unas de otras.

Para freír las rosquillas, lo mejor es utilizar una sartén pequeña con una buena cantidad de aceite de oliva.

No debemos empezar a freír hasta que la aceite alcance una temperatura suficiente, porque las rosquillas se llenarían de aceite y no estarían buenas. Yo pongo la vitrocerámica al 9 para empezar, pero antes de poner las rosquillas la bajo al 7 o al 6, voy observando la temperatura de forma que las rosquillas se frían por igual y aumento o bajo, según vea.

Es fundamental, mantener siempre la misma temperatura, de ahí lo de la sartén pequeña: se ponen 4 o 5 rosquillas cada vez, y siendo pocas, se sacan con rapidez y todas se fríen por igual, mientras que si son muchas cuando queramos terminar de retirar las que están friendo, el aceite se habrá calentado en exceso y las rosquillas se quemarán por fuera y no se harán por dentro.

Las retiramos y colocamos sobre papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite si lo tuvieran.

Recién hechas, están de pecado, pero en unas buenas latas, las podéis conservar durante unos días...


(*) Cuando pongo harina la que pidan, no es porque no quiera decir la cantidad que uso, simplemente depende de varias cosas: el tamaño de los huevos y de la cuchara que se utiliza para medir tanto el azúcar como la aceite y el licor. Cada casa tiene unos cubiertos diferentes, por eso la harina deberá ir de acuerdo con todos esos detalles.

lunes, 7 de marzo de 2016

COLIFLOR DE DIETA


Está claro que hay que cuidarse. Por imposición de mi médico debo tomar verdura en cada comida, así es que me tengo que repartir entre ensaladas, verduras a la plancha, verduras rehogadas, crema de verduras y, alguna vez incluso, verduras en conserva como espárragos o alcachofas. Invariablemente, éstas últimas me cansan con rapidez así que procuro ir a lo natural. Hoy voy a cenar coliflor, pero he hecho para tres días.

Ingredientes

1 coliflor no demasiado grande
2 patatas medianas
3 cucharadas de aceite
1 ajo
1/2 cucharadita de pimentón
Sal

Elaboración

Limpiamos y troceamos la coliflor en ramilletes pequeños. Pelamos las patatas y las troceamos también. Colocamos todo en la olla exprés,  le añadimos la sal y lo cubrimos con agua. Tapamos la olla, y la dejamos cocer 8 minutos contados a partir de que la válvula empieza a dar vueltas.

Cuando esté hecha, escurrimos el agua de la cocción reservándonos un poco para preparar el guiso.

En una cazuela, ponemos las 3 cucharadas de aceite (yo calculo cucharada por día), y sofreímos el ajo, para aromatizar el aceite. Retiramos los ajos y sofreímos el pimentón. Añadimos la coliflor y la patata escurrida, rehogamos todo junto y añadimos un poco de agua de la cocción, para que al hervir para tomar el sabor del pimentón no se nos pegue. Tapamos y dejamos en el fuego 10 minutos y ya estará lista. Aunque parezca increíble, está muy rica.


domingo, 6 de marzo de 2016

CUÑAS DE HOJALDRE CON CREMA PASTELERA, TRADICIONAL Y THERMOMIX



Había leído muchas veces por la red sobre las bondades del hojaldre que venden en Lidl, así que uno de éstos días, pasé por uno de sus establecimientos y compré un paquete. Mi error ha sido que no miré el envase y el paquete que compré era una masa redonda, muy válida para hacer una tarta, o una galette, pero yo quería hacer algo más pequeño, así que partí la masa en dos porciones y pude probar dos sistemas de cocción diferentes. El hojaldre es rico de verdad.

Con la mitad de la masa hice 4 porciones y la cocí con el horno a 200º durante 16 minutos con fuego arriba y abajo, colocando las porciones  sobre una bandeja de horno entre dos papeles de hornear y colocando  otra bandeja de horno encima para que cociera sin deformarse.  El resultado podéis verlo en la cuña más grande. Quedó una masa perfecta para hacer una tarta milhojas con mucha crema y tres capas de hojaldre. Vamos, como a mi gusta.

La otra mitad, la dividí en 6 triángulos, la pinché con un tenedor, y la cocí durante el mismo tiempo y a la misma temperatura, pero sin bandeja encima. También quedó muy bien, pero desde luego creo que para la presentación de una tarta, no sería el resultado ideal.

Elaboración de la crema pastelera

Ingredientes


300 g leche
50g azúcar
La piel de 1/2 limón
La piel de 1/2 naranja
3 yemas de huevo
30 g maicena
Un pellizco de sal

Preparación:
Elaboración en thermomix.

A mi, el invento de la thermomix, me ha venido a resolver muchas cosas en la cocina. Me parece un robot completísimo que colabora ahorrando trabajo, tiempo y esfuerzo, pero además, es que hay cosas que las borda, la crema pastelera es una de esas. Se hace en un plis plas y queda perfecta. Os hablaría durante rato de las grandes ventajas de la susodicha maquinita, pero ya no tengo edad de hacer propaganda de nada, y los escépticos harían caso omiso. Ellos se lo pierden. Vamos al asunto.

Ponemos en el vaso la leche con el azúcar y las pieles de los cítricos y programamos 10 minutos a 90º, velocidad 1.
Colamos la leche y volvemos a ponerla en el vaso. Agregamos las yemas, la maicena (disuelta en un poquito de leche fría) y la sal. Programamos 4 minutos a 90º, velocidad 4. Tiene que quedar espesita. La dejamos enfriar y antes de utilizar el relleno, batimos de nuevo durante 5 segundos, velocidad 4.
Rellenamos las cuñas con la ayuda de una manga pastelera para que queden mejor estéticamente, y finalizamos con una capa de hojaldre. Terminamos el pastel, cubriendo con azúcar glas.

Elaboración tradicional


En un cazo ponemos la leche junto con las pieles de los cítricos. Llevamos a ebullición, retiramos las pieles colando la leche, y reservamos.
En un bol mezclamos el azúcar, las yemas y la maicena. Con unas varillas mezclamos todo hasta que quede  perfectamente ligado.
A la mezcla anterior echamos poco a poco la leche sin dejar de remover.
Una vez todo unido lo ponemos a fuego lento, removiendo constantemente hasta que espese. Probamos para comprobar que no sepa a maicena y esté bien cocida. El resto  para el montaje de las cuñas se hace como he puesto en la elaboración con thermomix.


ARROZ CON BACALAO


Este plato de arroz, es de los que más gusta en nuestra casa. Personalmente me gusta más que ningún otro, lo encuentro más ligero, más sencillo de elaborar y acompañado de una buena ensalada hace un menú completísimo.

Ingredientes

2 o 3 pedazos de bacalao bueno (bien desalado)
1/2 pimiento rojo
1/2 pimiento verde
1 cebolla pequeña
2 ajos
Un ramillete de perejil
1 hoja de laurel
1 cucharadita de pimentón
3 cucharadas de aceite
Arroz
Agua
Sal

Elaboración

Lo primero que tenemos que tener en cuenta, es que si vamos a hacer un buen arroz con bacalao, cuanto mejor sea el bacalao, más rica saldrá la arroz. Tenemos que tenerlo desalando y cambiándole el agua, un par de días si el bacalao es fino, pero si es grueso, necesitará algo más de tiempo.

También podríamos utilizar el bacalao desalado que venden en bandejas en las grandes superficies, yo lo he hecho alguna vez, pero el resultado del plato será muy inferior.

Para hacer este arroz, nunca utilizo la paellera. utilizo una rustidera grande que tiene mi batería de cocina, es muy plana y tiene la ventaja sobre la paellera, que en la vitro se controla mejor la cocción en toda la superficie por igual, aunque en esta ocasión la hice en otro recipiente más pequeño similar (era para dos personas).

Lo mejor es tener preparado con antelación el majado con el ajo, el perejil y la sal.

Para la elaboración, ponemos el aceite a templarse y añadimos la cebolla y el pimiento que hemos cortado previamente en brunoise y esperamos a que se pongan blanditos, pero que no se doren.

Sofreímos el pimentón con cuidado de que no se nos queme. (Lo mejor será que separemos la rustidera del fuego, pues para freírse el pimentón será suficiente con el calor que conserva el aceite).
Añadimos el bacalao desmigado y libre de espinas y lo sofreímos un poco, dándole vueltas y procurando que no se nos pegue.

Añadimos rápidamente el majado con agua suficiente para que el sofrito hierva durante un rato y se emulsionen todos los sabores de las verduras, el pimentón y el bacalao. Agregamos una hoja de laurel.

Cuando esté prácticamente evaporado el agua, medimos ya la cantidad que vayamos a poner para cocer el arroz. (Yo pongo tres medidas de agua por una de arroz, y utilizo como medida del arroz una tacita de café por persona).

Dejamos que el agua comience a hervir, comprobamos el punto de sal y cuando rompa el hervor añadimos el arroz. A nosotros nos gusta en su punto, y con esa cantidad de agua, con 15 minutos de cocción es suficiente.

Dejo que empiece la cocción con la vitro al 9, pero en cuanto rompe el hervor lo bajo al 6, y si noto que aún va muy deprisa, lo bajo hasta que simplemente cueza a buen ritmo pero no rápidamente porque el arroz quedaría sin agua sin haber finalizado la cocción.

Pasados los 15 minutos, lo tapo y dejo reposar unos 3 minutos y, a la mesa!.



LASAÑA DE CARNE DE COCIDO

 
Ingredientes:
18 placas de lasaña precocida (yo usé de la marca El Pavo)
Carne de cocido
2 cebollas grandes
6 tomates medianos (Yo puse un tarro de tomate frito)
1/2 vaso de vino de guisar
2 huevos cocidos
Bechamel
Queso rallado
Aceite
Sal
Opcional: una lata de paté (yo no le puse)
Para la bechamel:
800 gr de leche
80 gr de harina
3 cucharadas de aceite
Nuez moscada
Sal


Elaboración en Thermomix
Relleno:

Lo primero que tenemos que hacer es trocear la carne y los huevos y los  ponemos a picar en la Thermomix, en velocidad progresiva 5-7-9 unos segundos. Reservamos.

Ponemos la cebolla troceada en la thermomix, y la trituramos unos segundos en velocidad 5. Añadimos 2 cucharadas de aceite  programamos 5 minutos, temperatura 100º, velocidad 1.
Añadimos el tomate frito, la sal y la pimienta sal y pimienta, y dejamos cocer , sólo hasta que esté caliente
Ponemos un poco de salsa en el fondo de la fuente donde vayamos a poner la lasaña para que después no se peguen las placas.

Al resto de la salsa de tomate añadimos la carne del cocido, el vino de guisar y la latita de paté si la ponemos, y trituramos a velocidad 5 sin parar de remover con la espátula hasta conseguir una masa homogénea.
Cuanta más salsa de tomate pongamos más jugositos quedarán. Programamos la thermomix 5 minutos, temperatura 90º, velocidad 1 para que se integre bien la salsa con la carne. Dejamos que se temple mientras preparamos la bechamel.
Preparación de la bechamel
Ponemos las tres cucharadas de aceite y calentamos 2 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1. Añadimos la harina y rehogamos un par de minutos a la misma temperatura y velocidad, cuidando de que no quede harina sobre la cuchilla porque no se freirá.
Vertemos la leche encima en el vaso, la mezclamos  10 segundos, velocidad 5.
Programamos 8 minutos, temperatura 100º, velocidad 3. Ya está lista.
Para elaborar la lasaña
Sumergimos las placas de lasaña en agua caliente unos 15 - 20 minutos hasta que queden semi-rígidas.
Podéis ponerlas en dos bandejas de horno para que no se toquen las unas con las otras y añadir el agua (dejo que el agua del grifo caliente bien), porque si las sumergimos todas juntas puede ser que se peguen todas y al separarlas se rompan.
Pasado el tiempo colocamos las placas sobre un paño de cocina para que absorban el agua y montar la lasaña. Montamos una capa de placas y otra de relleno, así hasta terminar con una capa de placas. Yo utilicé una caja entera y me salieron dos fuentes con tres capas de placas y dos de relleno. Un día comimos dos personas y otro 3. La acompañé de una ensalada y tuvimos más que suficiente.
Cubrimos  con la salsa bechamel  (nos debe haber salido una bechamel no demasiado espesa para que se "cuele" por entre las placas y los laterales, que es la gracia de la lasaña, para que luego quede pringosita) y añadimos queso rallado  abundante por encima.
Horneamos unos 20 minutos a temperatura elevada 200º y un minuto de gratinado (esto, según funda vuestro queso y gusto) y listos para comer.

Elaboración tradicional
Relleno:
Freímos las cebollas, cuando estén doraditas, añadimos los tomates rallados, sal y pimienta, y dejamos cocer a fuego lento.
Trituramos la salsa con ayuda de una batidora
Ponemos un poco de salsa en el fondo de la fuente donde vayamos a poner los canelones.
Al resto de la salsa de tomate añadimos la carne del cocido (y la lata de paté si lo ponemos), y picamos menudita, con ayuda de un robot de cocina, o si no tenemos, con mucha paciencia y habilidad, y lo mezclamos todo sin parar de remover  hasta conseguir una masa homogénea
Cuanta más salsa de tomate pongamos más jugositos quedarán.

Para la bechamel
Ponemos a calentar la leche. No hay que dejar que hierva y cuando esté caliente la apartamos del fuego.
Ponemos un cazo a calentar a fuego medio con el aceite y cuando esté caliente, añadimos la harina.
Removemos la harina con unas varillas y cuando coja algo de color añadimos la leche caliente que tenemos reservada.
Mezclamos constantemente sin olvidarnos de pasar bien las varillas por el fondo para que la harina no se queme.
Cuando al levantar las varillas se forme un hilo continuo ya está lista nuestra salsa bechamel
Solo nos queda añadir la sal, la pimienta y la nuez moscada y mezclar. Dejamos un minuto más al fuego y estará lista.
El resto de los pasos para la elaboración de la lasaña se hace igual que están en la elaboración con thermomix. 



COCIDO CASERO



Con el cocido sucede como con la paella. Hay tantas formas de elaborarlo como regiones y familias hay en España. Aunque la base siempre son garbanzos, carne y verdura, difieren entre si; no es lo mismo un cocido madrileño, que un cocido montañés o un cocido maragato, y por supuesto no es lo mismo el de cada familia española, porque cada uno le pone la carne que prefiere, el hueso que mas le gusta y la cantidad de grasa que elige.

Naturalmente,  el cocido casero que hago en casa es probablemente -de  los que podáis ver por la red-
uno de los que menos grasa lleva. Vamos con el.

Ingredientes

1/4 kg de garbanzos (a mi me gustan de Pedrosillano)
1/2 kg de judías verdes
2 patatas
1 puerro
1 rodaja pequeña de calabaza
1 zanahoria
1/2 kg de carne de morcillo
1/4 de gallina (la parte de la pechuga)
1 codillo de jamón curado
1 o 2 huesos de babilla
1/4 de pata de cerdo fresca
1/2 oreja de cerdo.
1 ó 2 chorizos frescos
Fideo
Sal

Elaboración

La noche anterior ponemos a remojo en agua los garbanzos. Yo pongo a remojo con ellos el codillo una vez limpio, y fundamental después de haberle retirado el hueso. Le retiro el hueso porque es la parte del codillo que más grasa tiene y nosotros evitamos en lo posible el exceso de grasa animal.

Al día siguiente ponemos en la olla los garbanzos (yo los pongo en una malla para evitar que se destrocen y sobre todo que se mezclen con el resto de los ingredientes, os pongo la imagen al final).
Le añadimos el puerro, la calabaza, la patata, la zanahoria, las carnes, los huesos y el codillo de jamón. Le agregamos sal, pero no en demasía, ya corregiremos cuando hayamos terminado de cocerlo porque es muy posible que el codillo aporte algo de sal y no conviene pasarnos.

Yo lo suelo hacer en la olla exprés, tengo una olla muy grande y pongo bastante caldo para tener sopa o caldo para otros guisos. Lo tengo 45 minutos cociendo.
Si no os gusta que la patata se deshaga un poco, podéis incorporarla después de cocerlo todo y dejarla unos 15 minutos.

Las judías verdes, las cuezo aparte y cuando están hechas les hago un refrito con un poco de aceite, un ajo y media cucharadita de pimentón.

El chorizo también lo hago aparte para no añadir grasa al cocido. Lo pongo en una cazuela cubierto con agua y lo dejo hervir por espacio de 15 minutos.

Al momento de comer, separamos el caldo del cocido de las carnes, y hacemos una sopa con fideo reservando para mejor ocasión el caldo restante - si es que nos queda- .

En el cocido maragato, se empieza comiendo primero las carnes y el chorizo, pero en casa lo hacemos por el orden habitual: primero tomamos la sopa, continuamos con los garbanzos mezclados con la verdura y terminamos con la carne.

Normalmente, cuando se llega a la carne se suele tener poco apetito. No importa, lo bueno del cocido es que todo se puede transformar en platos diferentes.

Con los garbanzos y parte de la carne, podemos hacer una riquísima ropavieja. Con la verdura, y el caldo tendremos para primer plato de otros 2 días, y con las carnes, podemos hacer un estupendísimo pastel de carne, unas croquetas, o cómo he hecho yo en este caso, una lasaña de cocido.