Mi madre hacia una cocina tradicional, no demasiado variada, con ingredientes muy buenos y escasas especias. Una cocina hecha con mimo y exquisita.
La recuerdo haciéndonos churros con una churrera artesanal, tartas con crema pastelera inigualable, petisus (hoy mas refinadamente le decimos profiteroles), magdalenas en el horno de la cocina económica y batiendo los bizcochos con un batidor de muelles que apareció por casa y aún conservo.
El morcillo asado de mi madre, era único. A mi me sale bastante rico, pero nunca como el suyo. Aquí va la receta.
Ingredientes
1 morcillo de 1 Kg. aproximadamente
1 cebolla de tamaño mediano
2 o 3 ajos
Un ramillete de perejil
1 hoja de laurel
Vino de guisar (utilizo de la marca EL GUISO, pero sirve cualquier vino blanco o de guisar)
Aceite de Oliva
Sal
Debemos pedir al carnicero un morcillo delantero, que es el que más gelatina tiene y el que quedará jugoso y que nos lo bride una malla porque el morcillo, es una carne que al cocinarse, tiende a encogerse y deformarse y de esa forma no perderá presentación.
Elaboración
El día anterior a cocinar el morcillo, preparamos un adobo que haremos con un majado en el que incorporamos el ajo, el perejil, el sal y el vino al que añadimos un par de cucharadas de aceite. Procuramos darle un par de vueltas para que tome los sabores por todas partes. Vamos a ver que la carne queda un poco encurtida y cambia de color, pero eso es lo normal.
Al día siguiente ya cocinamos el morcillo y para ello, cubrimos una olla con aceite, y cuando empieza a tomar temperatura, pero antes de que esté demasiado caliente, ponemos allí la cebolla cortada en gajos finos y la rehogamos hasta que empiece a dorarse con cuidado de que no se queme.
Cuando ya tengamos la cebolla en su punto, ponemos el morcillo y lo sellamos, procurando que se dore un poquito.
A continuación, incorporamos a la olla todo el majado con que adobamos la carne el día anterior y le añadimos la hoja de laurel.
Regulamos la temperatura a que vamos a cocinarlo, de manera que el morcillo no deje de cocer en ningún momento, pero que lo haga a temperatura suave. En mi vitro, pongo siempre el 2, pero ya sabéis que depende del tamaño y la intensidad del fuego que pongáis, así que hay que buscar ese punto donde se haga despacito que es el único secreto para que quede jugoso y rico. Dependiendo de la dureza de la carne, tardará en hacerse entre hora y media o dos horas.
Si queréis enriquecer el plato, podéis freír unas patatas en cuadraditos no demasiado pequeños, y dejarlas hervir unos 5 minutos en la salsa, antes de retirar la carne.
Retirar la malla antes de llevar a la mesa y servir rodeado de las patatas.
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