Cerca de la casa de León, tenemos una piscifactoría. No suelo comprar truchas habitualmente en Madrid, porque una vez que probé éstas, aquellas me gustan menos, pero aquí, si las compro y las hago tanto fritas como al estilo de la zona. Sin embargo, como más me gustan son de ésta forma, sobre todo cuando empiezan a subir las temperaturas.
4 truchas de ración
1 taza de aceite de oliva
1 y 1/2 taza de vinagre
1/2 taza de agua
1 cebolla
1 zanahoria grande
6 granos de pimienta
2 dientes de ajo
4 clavos
2 hojas de laurel
Elaboración
Se limpian las truchas, preferiblemente el día anterior para que la carne esté bien tersa, se salan, se enharinan y se doran con el aceite en una sartén.
Se añade la cebolla cortada en juliana, la zanahoria cortada en rodajas finas, los ajos, el laurel y los granos de pimienta y el clavo. Se rehoga todo. Separamos la sartén del fuego y sofreímos un poco de pimentón, así evitamos que se queme y amargue.
Retirando un momento la sartén del fuego, ponemos el vinagre y el agua; le damos un hervor durante 3 minutos.
Colocamos este escabeche sobre las truchas, en un recipiente que tenga tapa, de forma que las truchas queden cubiertas; dejamos enfriar, y llevamos al frigorífico.
Están mejores pasados dos o tres días después de escabecharlas porque es cuando han tomado los sabores de todos los ingredientes. Se conservan de este modo durante varios días en el frigorífico. Para servir, si no os gustan frías, se pueden templar un poco, aunque el escabeche se suele tomar frío.
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