lunes, 18 de mayo de 2020

TORTILLA DE PATATAS CON BONITO

He puesto otras clases de tortilla. 

Creo que en casa, esta no la había hecho nunca, pero estos días hablando de mis días de internado, recordaba lo bien que comíamos en el colegio, y esta formaba parte del menú allí.

Salvo el arroz y la pasta (no es fácil cocinar ni lo uno ni lo otro para 150 personas), creo que todo me parecía estupendo. Esta tortilla nos la ponían a menudo. Los menús variaban mucho, pero tortilla solían poner al menos una vez a la semana, de patatas, de bonito, de espinacas.

Cuando se habla de internado la gente lo ve como algo terrible. Para mí, fue una de las etapas más bonitas de mi vida, dicho sea de paso. Para mis padres significó un enorme sacrificio enviarnos tanto a mi hermano como a mi internos, primero por la separación y después por motivos económicos,  pero era la única posibilidad que había en la España de entonces de que recibiéramos una buena educación. 

Mis padres vivían a 20 km. de la ciudad, y en el año 60 que yo fui interna, ellos trabajan los dos. Si, mi madre, también. No era fácil trasladarse a diario a llevarnos por la mañana y recogernos en la tarde. 

El colegio, fue bastante divertido para mi. En casa, estaba sola porque mi hermano ya se había ido 4 años antes, y allí tenía con quien compartir y mucho que aprender: disciplina, trabajo, convivencia y orden. Es posible que a muchos le suene a chino leer esto, pero insisto, fue una bonita época para mi, aunque el primer año me costó adaptarme como es natural, pero eso también me ayudó a comprender y a pensar, me dio sentido de responsabilidad  y también me enseñó el lado lúdico de la vida. Si se pudiera volver atrás, repetiría. Vamos al asunto.

Ingredientes

4 patatas medianas.
1 cebolla.
8 huevos.
aceite de oliva abundante
1 frasco de bonito en aceite de 175 gramos, una vez escurrido el aceite de la conserva
Sal.

Elaboración

Lo primero que tendremos que hacer es trocear la patata, (yo la troceo en rodajas no demasiado gruesas, de medio centímetro aproximadamente) y las vamos colocando en un escurridor de verduras. Añadimos la sal, y las dejamos reposando tomando la sal. (No demasiado tiempo para que no se oxiden).

Ponemos aceite abundante en una sartén, en este caso mediana, para que vaya tomando temperatura mientras seguimos con el resto de los ingredientes. (En la vitrocerámica, la pongo al 9 inicialmente, y en cuanto empiezan a hacerse las patatas la pongo al 6).

Troceamos la cebolla en brunoise para que luego al pocharse, no se perciba mas que el sabor. Si nos gusta encontrarla, podemos partirla en gajos finos, pero a mi me resulta más agradable saborearla que encontrarla. La cebolla hace que la tortilla sea mas jugosa, pero para los que les moleste, sólo tienen que suprimirla de la receta.

Probamos la temperatura del aceite -deberá estar bien caliente- poniendo una patata. Si vemos que sube arriba, es el momento de poner las patatas a freír.

Las volcamos en la sartén con cuidado de no quemarnos ayudándonos de una cuchara de madera o una espátula de silicona, porque la sartén para la tortilla de patata, a ser posible, ha de ser antiadherente y con un tenedor normal, se rayaría. Observaremos que la temperatura del aceite baja pero rápidamente comienza a hervir de nuevo, así conseguimos que la patata no se llene demasiado de aceite.

Este es el momento crucial para que nos quede una buena tortilla. Bajamos la temperatura al 6 y rápidamente colocamos una tapa sobre la sartén.

Dejamos que se vayan haciendo despacio unos minutos, y le damos la primera vuelta a las patatas antes de que empiecen a dorarse. Se puede decir que más que freírse casi se confitan, porque la patata tiene que quedar blandita. Nada más dar la primera vuelta a las patatas, le agregamos la cebolla cortada y la mezclamos bien para que suelte su jugo pero no se queme.

Ponemos los 8 huevos en un bol grande y ponemos una pizca de sal sobre cada uno, es la mejor manera de asegurarnos que la tortilla va a estar sabrosa pero no salada, porque tenemos que tener en cuenta que ya pusimos sal a las patatas. Los batimos bien y dejamos en reserva.

Vamos dando vueltas a la patata y la cebolla, y cuando veamos que la patata se empieza a deshacer al tocarla con la cuchara de madera, la patata está hecha. Procuramos deshacerla toda ella pero no demasiado menuda, y la vamos colocando sobre un escurre-verduras metálico o un colador grande si no tuviéramos, para que la patata suelte tanta aceite como sea posible, pero sin aplastarla.

Una vez que la patata y la cebolla estén bien escurridas, las ponemos en el bol en que tenemos los huevos batidos y mezclamos todo muy bien para que el huevo se integre bien con la patata.

Añadimos el bonito en conserva una vez que lo tengamos escurrido de su aceite y desmenuzado. Mezclamos todo muy bien.

En la misma sartén en que hemos hecho las patatas, ponemos una cucharada de aceite, y le damos vueltas para que se bañe bien y no se nos pegue. Cuanto menos aceite, mejor.

Volcamos la mezcla, y dejamos que se vaya cuajando el huevo, procurando darle forma por fuera, pero moviendo cada poco la sartén para evitar que se nos pegue.

En el momento que veamos que se ha cuajado un poco, cubrimos la sartén con un vuelca tortillas, o sencillamente con un plato con un perímetro un poco mayor que la sartén, para que al darle vuelta, no se nos caiga. De todas formas, siempre escurre un poco del huevo, así que mi consejo es que tengáis a mano el bol donde habéis batido los huevos y deis la vuelta a la tortilla dejándolo debajo, y de esa manera si cae algo, podréis añadirlo.

Una vez que comprobéis que la tortilla está hecha, la colocáis en una fuente y podéis llevarla a la mesa. Si sobra, al día siguiente, está tan buena o mejor.



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