Ingredientes
1/2 cordero lechal
3 ajos grandes
1 ramillete de perejil
2 hojas de laurel
sal al gusto
3/4 de un vaso de vino blanco o Pedro Ximenez
aceite de oliva
Elaboración
Lo primero que tenemos que hacer es limpiar de la grasa sobrante del cordero, que ya de por si es una carne grasa. Hay que tener en cuenta que el cordero es una de las carnes menos recomendadas para mantener el colesterol a raya, y por tanto eliminar la grasa que está a simple vista, nos ayudará en gran medida a evitar lo que nos hace daño.
Suelo comprar el cordero el día antes de cocinarlo, y lo troceo en piezas, aunque otras veces compro únicamente paletillas. La razón es que lo macero con todos los ingredientes y lo dejo reposando en el frigorífico en un recipiente bien tapado a fin de que absorba todos los sabores. A esto, mi madre le decía "adobar el cordero".
Para tal fin, corto los ajos y el perejil y hago un majado que mezclo con el vino y un chorrito de aceite.
Pongo el cordero colocado dentro de un taper o cualquier otro recipiente que tenga posibilidad de cerrar herméticamente y vierto sobre el cordero el majado con el vino y el aceite. Lo dejo en reposo, aproximadamente 12 horas por lo menos, y a mitad del tiempo, le doy la vuelta para que se impregne por los dos lados.
En el momento de cocinarlo, echo tres o cuatro cucharadas de aceite en una cazuela, y sello el cordero de forma que se dore por todos los lados. Vamos retirando las piezas y colocando en una fuente hasta terminar.
Una vez que hemos terminado volcamos el cordero en la cazuela con todos los jugos que ha soltado en la fuente, y le incorporamos los líquidos del macerado. Dejamos que se haga a fuego lento, para que el cordero suelte también sus jugos y la mezcla de un buen resultado de sabores, hasta que esté tierno.
Pinchamos de vez en cuando para saber cuando está hecho y en ese momento, ponemos el gratinador del horno a 250º.
Cuando el horno haya alcanzado la temperatura, colocamos el cordero en una fuente de barro teniendo especial cuidado de que cada pieza quede con la parte de arriba a la vista para que se gratine y quede bien dorado pero sin llegar a tostarse.
Retiramos del horno, regamos con la salsa por encima y servimos. Podemos acompañar de unas patatas panaderas o una simple ensalada.
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