Las civilizaciones antiguas practicaban la Antropofagia con sus parientes muertos. No como una forma de canibalismo, sino para adquirir la energía de sus ancestros.
Esta costumbre, con el tiempo pasa a ser sustituida por la recolección e ingestión de frutos secos, ya que son los alimentos que más energía tenían. De ahí que se asocie los frutos secos con los ancestros. Y se utilicen las almendras, los piñones y castañas en la elaboración de estos dulces.
Se tiene constancia de que en el siglo XVIII ya se preparaban dulces muy parecidos que eran bendecidos y consumidos en las iglesias de aquel entonces. Estos dulces eran muy habituales en otoño, después de la recogida del fruto seco.
Pero fue a partir del año 1.796 cuando el preciado dulce comenzó a rifarse en mercados y ferias populares.
A comienzos del siglo XIX, la demanda había aumentado notablemente, gracias a la aceptación por parte de los consumidores. Por ello, este delicioso dulce se convirtió en un producto imprescindible en casi todas las pastelerías españolas.
Esta receta de empiñonados es la tradicional. Hay otras variaciones que sustituyen parte de la almendra por patata o boniato, pero como es lógico, los más ricos son aquellos en los que la almendra es el ingrediente principal, aunque los que añaden otros ingredientes resulten más económicos.
El dulce se conoce por diferentes nombres según la zona, pero la receta es similar.
Ingredientes
300 gr de almendra cruda molida (puedes comprar harina de almendra)
2 huevos
300 gr de azúcar glas
100 gr de piñones crudos o algo más
Elaboración
Para la elaboración del mazapán, mezclamos la almendra molida con el azúcar y añadimos las claras de huevo batidas. Trabajamos bien la masa hasta que quede moldeable y bien ligada. Tiene que quedar como una plastilina, que le podamos dar forma con las manos. Si es necesario, añadimos más almendra para conseguir ese punto.
Hacemos tiras y las cortamos para hacer bolitas con las manos. Las pasamos por los piñones intentando que queden bien sujetos y pegados para que no se nos despeguen en el horneado. (Esta es la parte laboriosa de la receta, los piñones tienden a escaparse).
A mí se me terminaron los piñones antes de terminar y la masa restante, la pase por granillo de almendra que también está muy rico.
Pintamos por encima con las yemas diluidas en unas gotas de agua y horneamos a 200º hasta que doren. Los míos necesitaron 15 minutos, pero si los hacéis más pequeños probablemente necesiten menos tiempo. Hay que tener cuidado porque se queman con facilidad, si es necesario cubrimos con papel aluminio. Dejamos enfriar antes de servir.
De patata: Si queremos una masa más económica o para algunos más jugosa, se pueden añadir 100 gr patata cocida y triturada respetando las mismas cantidades de los demás ingredientes.
También se puede aromatizar la masa con ralladura de naranja o limón.
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