sábado, 9 de enero de 2021

KUGELHOPF ALSACIANO


El kugelhopf es una especie de pan similar al brioche que se queda para siempre en el recetario, es como una nube, con una miga de textura suave y cremosa en el paladar, pero con personalidad. Su sabor es especial, aromático y delicioso.

Sin embargo, los orígenes de este emblemático pan dulce, de pintoresco nombre, se enmarcan en una vasta zona de Europa Central, abarcando distintos países como Austria, la zona meridional de Alemania, algunas regiones de Hungría y sobre todo la Alsacia francesa, donde tiene una reputación excepcional.

La textura de un buen kugelhopf es tierna y aireada, muy similar al tradicional panettone italiano. Según nos situemos, cada región tiene su particular forma de dar buena cuenta de su kugelhopf. En la versión alsaciana es costumbre colocar una almendra en la base de cada surco del molde. Al desmoldarlo las almendras crean un diseño muy característico, coronando todo el diámetro superior. Suele tomarse principalmente en el desayuno, aunque su devoción por este dulce es tal que incluso el pequeño pueblo de Ribeauville celebra cada verano un festival dedicado a él. En Austria, sin embargo, es muy frecuente hornear un buen kugelhopf durante las Pascuas. Ya sea para hacer tus mañanas más llevaderas, motivo de celebración durante fiestas y festividades o a media tarde acompañado de una copita de vino dulce, un café o un buen chocolate caliente, es una auténtica delicia lo mires como lo mires.

El significado de su nombre, también conocido como kouglof, gugelhupf o gouglouf entre otros,
no termina de quedar claro. Parece ser que la parte «kugel» o «gugel» podría hacer referencia a un tipo de sombrero medieval, mientras que «hopf» o «hupf» hace referencia a la acción de la levadura que hace que la masa sobresalga del molde durante su horneado, como si fuera a saltar de su interior.

Tradicionalmente, se horneaba en moldes redondos de terracota esmaltada, elaborados con un bonito diseño estriado en espiral y una abertura central para que el aire circulara mejor durante el horneado y la cocción resultara más homogénea. Con el paso de tiempo, kugelhopf tras kugelhopf, la mantequilla habría ido penetrando entre las pequeñas grietas producidas por el uso en el esmalte exterior de los moldes, confiriéndoles un ligero aunque agradable matiz «enranciado» —lo que podríamos denominar también como «cierta solera»—, uno de los atractivos esenciales y característicos de su encanto.

Hoy en día no es tan común utilizar este tipo de moldes, especialmente desde que se popularizaron los emblemáticos moldes de aluminio con ese mismo fin, mucho más fáciles de adquirir y de conservar, los Nordic Ware. Este nuevo tipo de moldes fue ideado en Minneapolis (EEUU) allá por 1950 por un tal H. David Dalquist, fundador de Nordic Ware, cuando un grupo de mujeres pertenecientes a la comunidad hebrea local se puso en contacto con el fabricante para dar con el modo de seguir horneando sus Gugelhupfe en sus nuevos hogares a ese otro lado del Atlántico. Y así fue cómo nació el primer molde para bundt

Ingredientes

150 g de pasas sin semillas
2 cucharadas de kirsch (licor de cereza) Yo no tenía y utilicé ron.
50 g de azúcar

Masa madre

50 g de leche
25 g de levadura prensada fresca
90 g de harina de fuerza

Masa kugelhopf 

170 g de mantequilla a temperatura ambiente (y un poco más para untar el molde)
100 g de leche
3 huevos
100 g de azúcar
400 g de harina de fuerza
5 g de sal
75 g de almendras laminadas

Elaboración

En un bol, ponemos las pasas a remojo con el kirsch, o el licor que hayáis elegido.

Ponemos en el vaso el azúcar y pulverizamos 10 seg/vel 10. Retiramos y reservamos.

Masa madre

Ponemos en el vaso la leche y calentamos 30 seg/37°C/vel 1.

Añadimos la levadura y la harina y mezclamos 30 seg/vel 4. Dejamos reposar dentro del vaso hasta que doble su volumen (aprox. 15 minutos).

Masa Kugelhopf

Pesamos la mantequilla. Reservamos.

Añadimos al vaso la leche, los huevos, el azúcar, la harina y la sal y mezclamos 15 seg/vel 4. Después, retiramos el cubilete, amasamos 3 min/velocidad espiga y vamos añadiendo la mantequilla en trozos pequeños por la abertura.

Agregamos las pasas con el kirsch y amasamos 1 min/velocidad espiga. Dejamos reposar esta masa blanda dentro del vaso durante 1 hora, o hasta que doble su volumen.

Untamos un molde de corona con abundante mantequilla, o antiadherente y pegamos las almendras laminadas en el fondo y los laterales del molde. Ponemos la masa en el molde y dejamos reposar durante aprox. 1 hora.

Precalentamos el horno a 180°C.

Preparamos el molde donde vamos a llevarlo al horno, dando antiadherente o untando de mantequilla por las paredes, distribuimos almendra laminada para que se quede pegada (es la que le va a dar una presentación diferente y un poco peculiar). Volcamos la masa con cuidado para que no se desgase (es muy pegajosa) y la distribuimos por igual en el molde con ayuda de una espátula.

Horneamos durante 40 minutos aproximadamente a 180°C. Retiramos del horno y dejamos templar unos minutos. Desmoldamos en caliente sobre una rejilla, para que no se humedezca dentro del molde. Cuando esté frío (aprox. 1 hora), espolvoreamos con el azúcar glas reservado, cortamos en porciones y servimos. La cocina huele de muerte!








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