La tortilla de patatas o tortilla española, es un plato hecho a base de ingredientes muy sencillos pero que tiene una gran aceptación dentro y fuera de la casa. Hay tantas formas de hacerla como amas de casa hay en España. Todas están ricas sin duda, pero yo os voy a poner la que suelo hacer habitualmente y que suele gustar mucho.
Ingredientes (para 5 personas)
1 kg de patatas aproximadamente, ya limpias.
1 cebolla hermosa.
10 huevos
aceite de oliva abundante
Sal.
Elaboración
Lo primero que tendremos que hacer es trocear la patata, (yo la troceo en rodajas no demasiado gruesas, de medio centímetro aproximadamente) y las vamos colocando en un escurridor de verduras. Añadimos la sal, y las dejamos reposando tomando la sal. (No demasiado tiempo para que no se oxiden).
Ponemos aceite abundante en una sartén, en este caso grandecita, para que vaya tomando temperatura mientras seguimos con el resto de los ingredientes. (En la vitrocerámica, la pongo al 9 inicialmente).
Troceamos la cebolla en brunoise para que luego al pocharse, no se perciba mas que el sabor al comer la tortilla. Si nos gusta encontrarla, podemos partirla en gajos finos, pero a mi me resulta más agradable saborearla que encontrarla. La cebolla le aporta jugosidad, pero hay personas a quienes no le gusta, así que también se puede hacer sin ella.
Probamos la temperatura del aceite -deberá estar bien caliente- poniendo una patata. Si vemos que sube arriba, es el momento de poner las patatas a freír.
Las volcamos en la sartén con cuidado de no quemarnos ayudándonos de una cuchara de madera, porque la sartén para la tortilla de patata, a ser posible, ha de ser antiadherente y con un tenedor o una cuchara normal, se rayaría. Observaremos que la temperatura del aceite baja pero rápidamente comienza a hervir de nuevo, así conseguimos que la patata no se llene demasiado de aceite.
Este es el momento crucial para que nos quede una buena tortilla. Bajamos la temperatura al 7 y rápidamente colocamos una tapa sobre la sartén.
Dejamos que se vayan haciendo despacio unos minutos, y le damos la primera vuelta a las patatas antes de que empiecen a dorarse. Se puede decir que más que freírse casi se confitan, porque la patata tiene que quedar blandita. Nada más dar la primera vuelta, le agregamos la cebolla cortada y la mezclamos con la patata para que suelte su jugo pero no se queme.
Ponemos los 10 huevos en un bol grande y ponemos una pizca de sal sobre cada uno, es la mejor manera de asegurarnos que la tortilla va a estar sabrosa pero no salada, porque tenemos que tener en cuenta que ya pusimos sal a las patatas. Los batimos bien y dejamos en reserva.
Vamos dando vueltas a la patata y la cebolla, y cuando veamos que la patata se empieza a deshacer al tocarla con la cuchara de madera, la patata está hecha. Procuramos deshacerla toda ella pero no demasiado menuda, y la vamos colocando sobre un escurre verduras metálico o un colador grande si no tuviéramos, para que la patata suelte tanta aceite como sea posible, pero sin aplastarla.
Una vez que la patata y la cebolla estén bien escurrida, las ponemos en el bol en que tenemos los huevos batidos y mezclamos todo muy bien para que el huevo se integre bien con la patata.
En la misma sartén en que hemos hecho las patatas, ponemos una cucharada de aceite, y le damos vueltas para que se bañe bien y no se nos pegue. Cuanto menos aceite, mejor.
Volcamos la mezcla, y dejamos que se vaya cuajando el huevo, procurando darle forma por fuera, pero moviendo cada poco la sartén para evitar que se nos pegue.
En el momento que veamos que se ha cuajado un poco, cubrimos la sartén con un vuelca tortillas, o sencillamente con una fuente bastante plana que tenga el perímetro un poco más grande que la sartén para que al volcarla no se nos caiga. De todas formas, siempre escurre un poco del huevo, así que mi consejo es que tengáis a mano el bol donde habéis batido los huevos y deis la vuelta a la tortilla dejándolo debajo, y de esa manera si cae algo, podréis añadirlo después de darle la vuelta.
En mi caso suelo darle sólo tres vueltas, pero depende de como os guste la tortilla y del grosor de la misma. Si os gusta jugosa, pero no encontraros el huevo crudo, pinchad con un tenedor normal la tortilla cuando le hayáis dado la tercera vuelta y si notáis mucho huevo crudo sabréis si vais a necesitar darle una, o dos vueltas más . No hay norma general.
En casa solemos cenar una vez por semana tortilla, no siempre de patatas porque nos gusta cambiar, la hacemos también con bacalao y con bonito, ya iré poniendo otras variedades.
A la tortilla se le puede poner casi de todo, gambas (está buenísima), chorizo, jamón, guisantes, pimiento verde, espinacas...incluso, si os sobra un trozo de la de patatas porque la habéis hecho demasiado grande, podemos hacer una tortilla en salsa que estará exquisita.
Si tenéis una reunión podéis hacer un pastel de tortillas, poniendo tortillas de varios sabores y acompañándolas según sean las tortillas, de salsa bechamel, salsa de tomate, etc.
Este es el momento crucial para que nos quede una buena tortilla. Bajamos la temperatura al 7 y rápidamente colocamos una tapa sobre la sartén.
Dejamos que se vayan haciendo despacio unos minutos, y le damos la primera vuelta a las patatas antes de que empiecen a dorarse. Se puede decir que más que freírse casi se confitan, porque la patata tiene que quedar blandita. Nada más dar la primera vuelta, le agregamos la cebolla cortada y la mezclamos con la patata para que suelte su jugo pero no se queme.
Ponemos los 10 huevos en un bol grande y ponemos una pizca de sal sobre cada uno, es la mejor manera de asegurarnos que la tortilla va a estar sabrosa pero no salada, porque tenemos que tener en cuenta que ya pusimos sal a las patatas. Los batimos bien y dejamos en reserva.
Vamos dando vueltas a la patata y la cebolla, y cuando veamos que la patata se empieza a deshacer al tocarla con la cuchara de madera, la patata está hecha. Procuramos deshacerla toda ella pero no demasiado menuda, y la vamos colocando sobre un escurre verduras metálico o un colador grande si no tuviéramos, para que la patata suelte tanta aceite como sea posible, pero sin aplastarla.
Una vez que la patata y la cebolla estén bien escurrida, las ponemos en el bol en que tenemos los huevos batidos y mezclamos todo muy bien para que el huevo se integre bien con la patata.
En la misma sartén en que hemos hecho las patatas, ponemos una cucharada de aceite, y le damos vueltas para que se bañe bien y no se nos pegue. Cuanto menos aceite, mejor.
Volcamos la mezcla, y dejamos que se vaya cuajando el huevo, procurando darle forma por fuera, pero moviendo cada poco la sartén para evitar que se nos pegue.
En el momento que veamos que se ha cuajado un poco, cubrimos la sartén con un vuelca tortillas, o sencillamente con una fuente bastante plana que tenga el perímetro un poco más grande que la sartén para que al volcarla no se nos caiga. De todas formas, siempre escurre un poco del huevo, así que mi consejo es que tengáis a mano el bol donde habéis batido los huevos y deis la vuelta a la tortilla dejándolo debajo, y de esa manera si cae algo, podréis añadirlo después de darle la vuelta.
En mi caso suelo darle sólo tres vueltas, pero depende de como os guste la tortilla y del grosor de la misma. Si os gusta jugosa, pero no encontraros el huevo crudo, pinchad con un tenedor normal la tortilla cuando le hayáis dado la tercera vuelta y si notáis mucho huevo crudo sabréis si vais a necesitar darle una, o dos vueltas más . No hay norma general.
En casa solemos cenar una vez por semana tortilla, no siempre de patatas porque nos gusta cambiar, la hacemos también con bacalao y con bonito, ya iré poniendo otras variedades.
A la tortilla se le puede poner casi de todo, gambas (está buenísima), chorizo, jamón, guisantes, pimiento verde, espinacas...incluso, si os sobra un trozo de la de patatas porque la habéis hecho demasiado grande, podemos hacer una tortilla en salsa que estará exquisita.
Si tenéis una reunión podéis hacer un pastel de tortillas, poniendo tortillas de varios sabores y acompañándolas según sean las tortillas, de salsa bechamel, salsa de tomate, etc.
Veré si me sale, hermana,ya sabes la cocina no es mi fuerte,tu eres la mejor en la familia,jaja
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