domingo, 15 de diciembre de 2019

CONSERVA DE ZANAHORIA AL NATURAL


  
Tener huerto propio, tiene muchas ventajas como he dicho en otras ocasiones, pero también implica que, muchas veces el exceso de producto te obligue bien a congelar, a elaborar conservas o a regalar un poco de todo. En nuestro caso, y aunque nuestro huerto es pequeño, hay , como decimos en mi tierra "para dar y tomar". Habitualmente, conservo en el congelador, pero también hago conservas y mermeladas cuando la producción rebasa lo previsto y cuando quiero tener a mano algo que me facilite la vida.
Como sabéis, muchos de los platos habituales en nuestra alimentación , surgieron hace siglos en el interior de los conventos españoles. El trabajo tenaz de sus miembros, aplicados sobre tierra fértil y cuidada, proporciona los mejores ingredientes y productos cuyo aprovechamiento ha favorecido el desarrollo de una cocina que con el paso del tiempo se ha enriquecido hasta merecer en muchos casos la categoría de manjar.
No es más que un conjunto de sencillas y austeras recetas del huerto, o de cualquier otro medio al alcance del convento como el corral o los dulces y licores, que se explican con todo lujo de detalles en numerosos libros y tratados de origen ancestral.
La receta que hoy traigo procede de uno de los conventos españoles.
Es tan fácil como rica y valiosa.
La primera vez que la hice, me pareció tan extremadamente sencilla, que dudé del resultado. Tengo que reconocer que es la conserva perfecta para mantener el sabor natural y la duración de algo que, en el mercado, generalmente encontramos aliñado con cantidad de conservantes, en este caso innecesarios, y que conserva todas las propiedades, el sabor y el color sin necesidad de más ingredientes al alcance de todos como son el agua, y la sal. Mas sencillo imposible.

Elaboración

Transcribo la receta tal cual la encontré en el libro "LAS RECETAS DE LOS CONVENTOS".
Se escogen zanahorias tiernas, se raspan, se lavan y se trocean en cuadrados. 
A continuación, se rellenan tarros de cristal, sólo en sus tres cuartas partes, (he de decir que yo, utilizo tarros reciclados y los llené prácticamente) se cubren con agua fría y sal antes de cerrarlos herméticamente y se cuecen cubiertos de agua 10 minutos, en olla a presión, o una hora, si la olla es corriente. 
Pueden conservarse, sin abrir, durante un año.
De mi experiencia anterior, aclaro dos cosas, llené los tarros más de lo que indica y le puse sólo la sal precisa, pero no tanta como da a entender la receta. 
He comprobado que resisten bastante más del año. Aún así, deberemos tomar precauciones de esterilizar bien los tarros y como en toda conserva, comprobar de vez en cuando su estado y observar que no haya pérdida de líquidos ni otras alteraciones apreciables a simple vista.
Se pueden utilizar como cualquier otra verdura u hortaliza envasada al natural que encontramos en el mercado, con la diferencia de que sabemos que no tiene conservantes artificiales y que está cultivada ecológicamente.

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