Ya lo había hecho tanto por el método tradicional como en thermomix, y de hecho está en el blog AQUI. Hoy lo elaboré en la olla rápida, mi gran aliada cuando quiero tiempo para otras cosas.
He aprovechado, y le he introducido otras especias que han enriquecido notablemente el plato. Paso a contaros un poco de que se trata el plato y la forma en que lo he cocinado.
El goulash es una gran opción para innovar con los estofados. Este plato oriundo de Hungría se ha convertido en la receta más famosa de la gastronomía del país centroeuropeo y actualmente en los países vecinos se pueden encontrar muchas variantes de la misma.
Es un plato tradicional húngaro que está hecho con carne de vaca, verduras y especias. Se cree que tiene su origen en el reino medieval de Hungría y ha ganado popularidad en muchos otros países. La palabra «gulash» proviene del húngaro «gulyás», que significa «pastor». Parece que el plato fue creado originalmente por pastores que necesitaban cocinar una comida sustanciosa y llena sobre un fuego abierto utilizando cualquier ingrediente que tuvieran disponible.
Con el tiempo, el gulash ha evolucionado y han surgido diversas variaciones regionales, pero sigue siendo un plato popular y querido en Hungría y en toda Europa Central y Oriental.
La principal característica del goulash es el largo tiempo de cocción a fuego lento, un tramo que se aproxima hasta las dos horas y media de duración.
En la cocina de hoy sin embargo, tenemos recursos para sustituir la cocción lenta por otros procedimientos más rápidos, con los que poniéndoles mimo al final de la elaboración, conseguimos excelentes resultados, me refiero a la olla rápida, en la que, si una vez terminada la cocción y con suficiente caldo el guiso, damos un golpe de fuego rápido, conseguiremos que la salsa quede suficientemente espesa para tener presencia y un plato igualmente rico, y de paso, hemos podido emplear nuestro tiempo en otras actividades.
Como es habitual, la receta de goulash ha evolucionado conforme a la modernización de la cocina. Actualmente, el goulash puede prepararse añadiendo otros ingredientes como la patata, pimientos, tomates e incluso otras especias.
Asimismo, existe una disparidad con la elaboración de la salsa, que será más espesa o más caldosa, llegando incluso a similar una sopa de carne. Para espesar la salsa, se utiliza en ocasiones vino y harina y en otras, nata agria. Yo no lo he necesitado, el tomate la cebolla y la zanahoria han dado como resultado una salsa consistente y muy rica
En la carne y en la salsa final, se encuentra la principal clave del éxito que vamos a lograr en la preparación del goulash.
También se puede utilizar olla de cocción lenta, pero la verdad, yo me niego a tener más cacharros de cocina y mi experiencia me ha enseñado que no es imprescindible.
Por otro lado, la carne que se utilizará deberá estar bien limpia de grasa y cortada en dados de 2-3 centímetros de grosor. Para evitar que durante el largo cocinado pierda sus jugos conviene sellarla previamente, a alta temperatura.
Otro de los secretos para conseguir un excelente goulash está en la calidad del pimentón, que ha de ser de calidad. Yo utilizo pimentón de la Vera agridulce que como se sabe en toda España es de gran calidad.
Ingredientes
700 gr. de carne de morcillo de ternera, añojo, cadera, babilla, aguja... (puse morcillo)
2 dientes de ajo grandecitos
600 g de cebolla
5 de zanahorias.
300 gr. de tomate natural triturado
Sal
Pimienta
Caldo de carne o en su defecto 2 cubitos de caldo de carne.
1 cucharada de azúcar moreno
½ cucharada de comino en polvo
½ cucharada de pimentón
½ cucharada de tomillo seco
½ cucharada de orégano seco
2 hojas de laurel.
80 gr. de vino tinto.
40 gr. de vinagre de Módena.
4 cucharadas de aceite de oliva extra virgen.
Un poco de harina para pasar la carne
Elaboración
Limpiamos la carne, quitando todos los nervios que pueda tener y las partes que tienen grasa. Las cortamos en trozos como de 2 cm más o menos, los míos esta vez eran mayores porque me los hizo el carnicero, pero es mejor un poco más pequeños.
Ponemos la olla rápida con 4 cucharadas de aceite de oliva virgen, y pochamos la cebolla en brunoise, los ajos y la zanahoria partida de rodajitas finas. Lo sofreímos durante unos minutos hasta que esté la cebolla bien pochada y la zanahoria reblandecida.
Un truco que he aprendido de otros cocineros de la red es que, cuando vayamos a pochar las verduras y más concretamente la cebolla, es bueno ponerle un poco de sal para que suelten todos sus jugos.
Pasamos la carne por harina y la freímos en una sartén procurando que nos quede algo dorada. Reservamos.
Añadimos ahora el tomate pelado y triturado, el azúcar moreno, la sal, la pimienta, el pimentón, el comino en polvo, el tomillo seco, el orégano seco, el laurel, el vino, el vinagre y finalmente la carne que tenemos frita.
Añadimos un poco de caldo de carne (al gusto, para que después la salsa quede espesa pero lo suficiente como para evitar que la salsa se nos pegue)
Mezclamos todo bien y programamos la olla rápida.
La olla la pongo a temperatura máxima hasta que salen los anillos, En cuanto los anillos están fuera, bajo la vitrocerámica al 3 para que se haga despacio. A nosotros nos gusta que la carne quede muy tierna y jugosa, así que le he puesto 40 minutos y ha quedado perfecta.
Una vez que la olla se haya despresurizado, probamos el punto de sal y comprobamos que la carne esté hecha a nuestro gusto, rectificamos de sal si fuera necesario y si es necesario ponemos unos minutos más.
La consistencia de esta receta hace que no sea necesario consumirla con un acompañamiento. Pero en el caso de optar por ponerle acompañamiento, se puede optar por el arroz, una ensalada verde o unas patatas. Por supuesto, el pan siempre será una buena opción para poder degustar la deliciosa salsa, nosotros hemos optado por el pan.
El goulash es una gran opción para innovar con los estofados. Este plato oriundo de Hungría se ha convertido en la receta más famosa de la gastronomía del país centroeuropeo y actualmente en los países vecinos se pueden encontrar muchas variantes de la misma.
Es un plato tradicional húngaro que está hecho con carne de vaca, verduras y especias. Se cree que tiene su origen en el reino medieval de Hungría y ha ganado popularidad en muchos otros países. La palabra «gulash» proviene del húngaro «gulyás», que significa «pastor». Parece que el plato fue creado originalmente por pastores que necesitaban cocinar una comida sustanciosa y llena sobre un fuego abierto utilizando cualquier ingrediente que tuvieran disponible.
Con el tiempo, el gulash ha evolucionado y han surgido diversas variaciones regionales, pero sigue siendo un plato popular y querido en Hungría y en toda Europa Central y Oriental.
La principal característica del goulash es el largo tiempo de cocción a fuego lento, un tramo que se aproxima hasta las dos horas y media de duración.
En la cocina de hoy sin embargo, tenemos recursos para sustituir la cocción lenta por otros procedimientos más rápidos, con los que poniéndoles mimo al final de la elaboración, conseguimos excelentes resultados, me refiero a la olla rápida, en la que, si una vez terminada la cocción y con suficiente caldo el guiso, damos un golpe de fuego rápido, conseguiremos que la salsa quede suficientemente espesa para tener presencia y un plato igualmente rico, y de paso, hemos podido emplear nuestro tiempo en otras actividades.
Como es habitual, la receta de goulash ha evolucionado conforme a la modernización de la cocina. Actualmente, el goulash puede prepararse añadiendo otros ingredientes como la patata, pimientos, tomates e incluso otras especias.
Asimismo, existe una disparidad con la elaboración de la salsa, que será más espesa o más caldosa, llegando incluso a similar una sopa de carne. Para espesar la salsa, se utiliza en ocasiones vino y harina y en otras, nata agria. Yo no lo he necesitado, el tomate la cebolla y la zanahoria han dado como resultado una salsa consistente y muy rica
En la carne y en la salsa final, se encuentra la principal clave del éxito que vamos a lograr en la preparación del goulash.
También se puede utilizar olla de cocción lenta, pero la verdad, yo me niego a tener más cacharros de cocina y mi experiencia me ha enseñado que no es imprescindible.
Por otro lado, la carne que se utilizará deberá estar bien limpia de grasa y cortada en dados de 2-3 centímetros de grosor. Para evitar que durante el largo cocinado pierda sus jugos conviene sellarla previamente, a alta temperatura.
Otro de los secretos para conseguir un excelente goulash está en la calidad del pimentón, que ha de ser de calidad. Yo utilizo pimentón de la Vera agridulce que como se sabe en toda España es de gran calidad.
Ingredientes
700 gr. de carne de morcillo de ternera, añojo, cadera, babilla, aguja... (puse morcillo)
2 dientes de ajo grandecitos
600 g de cebolla
5 de zanahorias.
300 gr. de tomate natural triturado
Sal
Pimienta
Caldo de carne o en su defecto 2 cubitos de caldo de carne.
1 cucharada de azúcar moreno
½ cucharada de comino en polvo
½ cucharada de pimentón
½ cucharada de tomillo seco
½ cucharada de orégano seco
2 hojas de laurel.
80 gr. de vino tinto.
40 gr. de vinagre de Módena.
4 cucharadas de aceite de oliva extra virgen.
Un poco de harina para pasar la carne
Elaboración
Limpiamos la carne, quitando todos los nervios que pueda tener y las partes que tienen grasa. Las cortamos en trozos como de 2 cm más o menos, los míos esta vez eran mayores porque me los hizo el carnicero, pero es mejor un poco más pequeños.
Ponemos la olla rápida con 4 cucharadas de aceite de oliva virgen, y pochamos la cebolla en brunoise, los ajos y la zanahoria partida de rodajitas finas. Lo sofreímos durante unos minutos hasta que esté la cebolla bien pochada y la zanahoria reblandecida.
Un truco que he aprendido de otros cocineros de la red es que, cuando vayamos a pochar las verduras y más concretamente la cebolla, es bueno ponerle un poco de sal para que suelten todos sus jugos.
Pasamos la carne por harina y la freímos en una sartén procurando que nos quede algo dorada. Reservamos.
Añadimos ahora el tomate pelado y triturado, el azúcar moreno, la sal, la pimienta, el pimentón, el comino en polvo, el tomillo seco, el orégano seco, el laurel, el vino, el vinagre y finalmente la carne que tenemos frita.
Añadimos un poco de caldo de carne (al gusto, para que después la salsa quede espesa pero lo suficiente como para evitar que la salsa se nos pegue)
Mezclamos todo bien y programamos la olla rápida.
La olla la pongo a temperatura máxima hasta que salen los anillos, En cuanto los anillos están fuera, bajo la vitrocerámica al 3 para que se haga despacio. A nosotros nos gusta que la carne quede muy tierna y jugosa, así que le he puesto 40 minutos y ha quedado perfecta.
Una vez que la olla se haya despresurizado, probamos el punto de sal y comprobamos que la carne esté hecha a nuestro gusto, rectificamos de sal si fuera necesario y si es necesario ponemos unos minutos más.
La consistencia de esta receta hace que no sea necesario consumirla con un acompañamiento. Pero en el caso de optar por ponerle acompañamiento, se puede optar por el arroz, una ensalada verde o unas patatas. Por supuesto, el pan siempre será una buena opción para poder degustar la deliciosa salsa, nosotros hemos optado por el pan.
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