Cuando digo huerto, me refiero a huerto urbano. Ya hace 4 años, que para evitar esfuerzos innecesarios y sobre todo, para poder aprovechar todo lo que sembramos, cambiamos a dos huertos elevados (no hay que agacharse para desbrozar ni para recoger el fruto), son dos huertos de poco más de 4 metros cada uno por 1,5, pero más que suficiente para tener fresas durante casi todo el verano, cebollas, lechugas y tomates para nuestro consumo. Producen incluso para regalar alguna cosa y por ejemplo los tomates, sobran para hacer conserva y hacer un salmorejo de esos que quitan el hipo a diario.
En nuestro pueblo, funciona mucho lo del truco-trato, o mejor dicho, la gente es espléndida, de forma que si alguien tiene una fruta o verdura de determinada clase y el vecino o el pariente no tiene, tu obsequias y ellos te obsequian con lo que tu no tienes. Reconozco, que el intercambio siempre nos beneficia porque ellos tienen unas huertas hermosas y son muy generosos, pero a nuestra medida, tratamos de compensar. Como todo en la vida no se trata de cuanto y como, sino con quien...
Ingredientes
4 huevos
200 g azúcar
250 g harina
1 sobre de polvo de hornear
1 yogur desnatado cremoso
50 g de aceite de girasol
230 g de fresas naturales
1 pizca de sal
Elaboración
Precalentamos el horno a 180º C.
Engrasamos un molde con chimenea con antiadherente para bizcochos. Reservamos.
Ponemos en el vaso el azúcar, las fresas y los huevos. Trituramos 3 minutos, 37º C y velocidad 5.
Añadimos el aceite de girasol y el yogur y mezclamos 5 segundos a Velocidad 4.
Incorporamos la harina mezclada con el polvo de hornear y la sal. Mezclamos 15 segundos a Velocidad 3.
Colocamos la mezcla en el molde con el antiadherente y horneamos durante 40/45 minutos aproximadamente.
Dejamos enfriar dentro del molde hasta que esté completamente frio sobre una rejilla. Perfecto para un desayuno o merienda.
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