sábado, 17 de febrero de 2018

BUÑUELOS


Para variar, y por aquello de que va a empezar la cuaresma, hoy hice un dulce típico de la época: Buñuelos. No los suelo hacer a menudo, por lo insano de lo frito, pero de vez en cuando, hay que romper las normas y celebrar.


Ingredientes
(Salen unos 50)


125 ml de agua
125 ml de leche
75 g de mantequilla
25 g de azúcar
1 pellizco de sal
un trozo de piel de limón, sin la parte blanca
150 g de harina de repostería
1 cucharadita pequeña de levadura royal
200 gr en huevos ( 3 huevos XL)

Elaboración

Ponemos en el vaso el agua, la leche, la mantequilla, la corteza de limón, la sal y el azúcar. Programamos 4 minutos 30 segundos, a 100º, velocidad 2.  Paramos la máquina cuando termine el tiempo programado.

Echamos de golpe la harina y la levadura mezcladas. Mezclamos 10 segundos en velocidad 4. Retiramos el vaso de la thermomix y dejamos enfriar la masa durante unos minutos.

Cuando la masa haya atemperado pero sin que se quede fría, volvemos a colocar el vaso en la thermomix. Ponemos la thermomix en Velocidad 4 y vamos agregando los huevos uno a uno, esperando a agregar el siguiente cuando veamos que el anterior está totalmente integrado.

Dejamos reposar la masa unos 10 minutos antes de comenzar a hacer los buñuelos.

Ponemos una sartén con aceite abundante, y la calentamos pero no en exceso. Yo puse el fuego medio de la vitro en temperatura 6.

Con ayuda de una cucharita pequeña, vamos haciendo los buñuelos e incorporándolos a la sartén.

Insisto que el aceite no debe estar muy caliente, para que no se doren enseguida y queden crudos por dentro. Hay que hacer los buñuelos del tamaño de una nuez pequeña, porque triplican su volumen, y tampoco hay que echar muchos en la sartén.

Si hay suficiente  aceite, ellos mismos se irán dando la vuelta. Como es una masa súper ligera, una vez que se hinchan las burbujas del aceite los empujan y hacen que se den la vuelta.

Si veis que no se dan la vuelta por si mismos, darles la vuelta con ayuda de dos tenedores, pero sin presionarlos.
Cuando estén dorados los sacamos y colocamos sobre papel de cocina absorbente para que escurran el exceso de aceite.

Una vez fríos los abrimos con una tijera de cocina que corte bien para no estropearlos y los rellenamos.

Los he rellenado la mitad con trufa y la otra mitad con cabello de ángel. Pero los podéis rellenar con nata, crema pastelera, crema de chocolate, dulce de leche... lo que más os guste.

Al momento de servirlos, los espolvoreáis con azúcar glas.


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