Estando en León es habitual que en nuestra dieta entren animales criados de forma natural, por familias que los tienen para consumo propio. Si tienen excedentes, puedes comprarlos a precios asequibles y sabemos que han sido criados con todo el mimo e higiene y que tienen todas las garantías de estar libres de cualquier artificio, puesto que los alimentan y cuidan para si mismos.
Tal es el caso del conejo que hemos comido hoy. En realidad, sólo una parte del conejo, porque es demasiado grande para comerlo en un sólo día.
Personalmente me gusta más que el conejo de caza, y por supuesto más que el puedes comprar en el supermercado o la carnicería. Lo sacrifican, y te lo traen limpito y caliente, más fresco imposible. Tiene una carne tersa, y madura porque al no ser alimentados con piensos, su crecimiento es más lento y por lo tanto resulta más sabroso.
Lo hemos comido con patatas y arroz y cocinado en la olla rápida. Los 35º grados que estamos teniendo no invitan a permanecer demasiado tiempo en la cocina.
Pensé que no iban a salir tan ricas como si estuvieran hechas a la forma tradicional, lentamente, pero me engañé. Creo que salieron bastante más ricas, y tardaron en hacerse ¡8 minutos!.
Ingredientes
Personalmente me gusta más que el conejo de caza, y por supuesto más que el puedes comprar en el supermercado o la carnicería. Lo sacrifican, y te lo traen limpito y caliente, más fresco imposible. Tiene una carne tersa, y madura porque al no ser alimentados con piensos, su crecimiento es más lento y por lo tanto resulta más sabroso.
Lo hemos comido con patatas y arroz y cocinado en la olla rápida. Los 35º grados que estamos teniendo no invitan a permanecer demasiado tiempo en la cocina.
Pensé que no iban a salir tan ricas como si estuvieran hechas a la forma tradicional, lentamente, pero me engañé. Creo que salieron bastante más ricas, y tardaron en hacerse ¡8 minutos!.
Ingredientes
Poco más de la mitad de un conejo troceado
1/2 pimiento rojo
5 patatas medianas
1 puñado de arroz
1 puñado de guisantes congelados
1 ajo
1 ramillete de perejil
1 hoja de laurel
1 ramita de tomillo (opcional, en esta ocasión se me olvidó ponerla)
3 cucharadas de aceite de oliva virgen
1/2 cucharada de pimentón
Sal
Agua
Elaboración
Limpiamos y troceamos los pimientos menuditos, Reservamos.
Hacemos un majado con el ajo, el perejil y la sal. Reservamos
Cubrimos el fondo de la olla con las 3 cucharadas de aceite, y cuando empiece a calentar, sofreímos los pimientos y el conejo, hasta que el conejo cambie su color rosado por otro más blanquecino.
Separamos la olla del fuego, y añadimos el pimentón sofriéndolo fuera del fuego para evitar que se queme. Añadimos las patatas escachadas y las sofreímos con todo el conjunto.
Al majado que tenemos reservado, le añadimos agua y lo volcamos sobre el guiso. Añadimos agua hasta dejar completamente cubierto todo.
Añadimos la hoja de laurel previamente lavada.
Antes de cerrar la olla, esperamos a que comience a hervir y rápidamente añadimos los guisantes congelados.
Cerramos la olla y contamos 8 minutos a partir de que salen los tres anillos, bajando la temperatura de la vitrocerámica al 3 hasta terminar la cocción.
Una vez que se haya despresurizado la olla, comprobamos el punto de sal y corregimos si fuera necesario. Es el momento de añadir el puñado de arroz y el plato quedará completo, mientras ponemos la mesa.
Lo acompañamos de una buena ensalada de lechuga, y menú completo y rico de verdad.
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