domingo, 28 de mayo de 2023

TORTA HÚNGARA (TORTA DE LOS 80 GOLPES)


No se sabe con certeza el origen de la conocida torta húngara, pero una cosa sí es cierta... ¡es muy difícil resistirse a su sabor! La masa es una mezcla entre brioche o bollo suizo, quizá con la miga un poco más densa.

En realidad y aunque se conoce como torta húngara, se cuenta que pudo ser llevada al exterior por inmigrantes alemanes del Volga, que la llamaban “ Achtzig Schlag” y es popularmente conocida como torta de 80 golpes.  

Esta especie de pan húngaro dulce tiene una masa suave y es una estupenda opción para el desayuno o la merienda o para cualquier momento del día.

Quizás te preguntes a qué debe el sobrenombre de este dulce. Sencillamente que éste nos indica el número de golpes que debemos darle a la masa sobre la superficie de trabajo para que quede en su punto. Perfecta para eliminar el estrés después de un día agitado, ¿verdad?

Ingredientes para la masa:

700 g de harina todo uso
50 g de levadura
300 g de leche tibia
100 g de azúcar
2 huevos
Ralladura de 1 limón
1 cucharadita de vainilla
20 g de aceite de girasol


Para el relleno:
100 g de azúcar blanco
150 g de mantequilla
Opcional: pasas, chips de chocolate, almendra, nueces, mermelada, dulce de leche, miel, canela… se trata siempre, de añadir un único ingrediente de los opcionales.

Elaboración

Vamos a necesitar un molde redondo desmontable 26 cm.
Empezamos.
En un bol, desmenuzamos la levadura y la diluimos en la leche tibia, añadimos también una parte del total de la harina, (un par de cucharadas, serán suficientes). Una vez que esté todo bien mezclado, tapamos y dejamos reposar unos 15 minutos. Como la levadura hace que aumente el volumen de la mezcla, procurad hacerla en un recipiente bien holgado para que no rebose.

En otro bol mas grande donde tenemos la harina,  hacemos un hueco en el medio y ponemos el azúcar, los dos huevos, la ralladura de limón, en este paso también añadimos la cucharadita de vainilla, el aceite de girasol y la preparación que hicimos con la levadura. 

Vamos mezclando poco a poco, primero con la ayuda de una espátula y después cuando la masa ya se haga pesada, lo hacemos con la mano. Sin amasar hasta que todo esté bien integrado.

En este momento, es cuando deberíamos empezar a golpear nuestra masa contra la superficie de trabajo. Para ello la sujetamos en alto con las dos manos y la lanzamos sobre la superficie de trabajo con fuerza ¿adivináis cuantas veces? ¡Exacto! 80 veces. Pueden ser más, hasta que veamos que la masa esté lisa y elástica.

Una vez la masa ha desarrollado el gluten, vemos que se ha vuelto elástica y suave, la dejamos fermentar en un bol ligeramente aceitado durante 45 minutos o 1 hora hasta que veamos que la masa ha doblado su volumen.

Mientras tanto, vamos preparando el relleno mezclando bien la mantequilla reblandecida con el azúcar y lo dejamos en espera.

Espolvoreamos muy ligeramente la superficie de trabajo y colocamos la masa sobre ella.

Desgasificamos y estiramos la masa, primero con la palma de las manos y después espolvoreando muy ligeramente con harina por encima, la estiramos ayudándonos de un rodillo, procurando obtener un rectángulo casi perfecto, de unos 50 x 30 cm. (Sí queremos perfeccionar el rectángulo, podemos estirar la masa con las manos). También podemos hacerlo más grande si queremos hacer rollitos mas finos.

Cubrimos el rectángulo con la masa del relleno, primero con montoncitos y luego con ayuda de una espátula hasta que quede toda la masa cubierta por igual.

Cuando hayamos terminado ese paso, podemos añadir otro tipo de relleno que queramos, lo distribuimos procurando que quede repartido por todos los lados por igual. (Le puse pasas).

Enrollamos la masa poco a poco, sin presionar, por el lado más largo, obteniendo un cilindro. Cuando hayamos terminado el rollo, sellamos con los dedos pellizcando y cerrando el rollo.

Procedemos a hacer las porciones. Se obtienen normalmente 9, pero depende del tamaño del cilindro Es muy importante hacerlo con un cuchillo bien afilado de filo liso, con determinación de forma que cada incisión, sea un corte.

Enmantequillamos un molde de unos 26 cm. de diámetro y le añadimos harina, repartiéndola por el molde y retirando la sobrante para evitar que se pegue la masa.

Colocamos cada porción con el corte hacia arriba en un molde redondo desmontable poniendo un rollo en el centro, y los otros, alrededor bien separados dejando un espacio entre cada uno, porque aumentarán de tamaño durante la segunda fermentación. Tapamos con un paño y dejamos levar hasta que las piezas dupliquen su tamaño, (las mías suelen tardar entre 45 minutos y una hora), dependiendo de la temperatura ambiente. Pintamos toda la superficie con ayuda de un pincel con huevo batido.

Horneamos la torta a 170ºC durante 40/45 minutos a altura media, calor arriba y abajo. Vigilamos a partir de los 40 minutos. Esperamos hasta obtener el color que nos agrada.

Desmoldamos y dejamos enfriar.

Otra opción para la terminación es hacer una glasa con agua y azúcar y cubrir la torta con ella. 

Sale enorme y está espectacular.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario