700 g de costilla de cerdo
50 g de salsa de soja
50 g de vinagre
2 cucharadas bien llenas de kétchup1/2 cebolla
1 ramita de tomillo (opcional)
1 diente de ajo
Coca-Cola
Aceite de oliva
Sal
¼ de taza de azúcar moreno
1 cucharadita de pimienta negra molida
1 cucharadita de pimentón
1 cucharada de ajo en polvo
Elaboración
Preparamos un costillar de cerdo y lo partimos en dos o tres trozos. Retiramos la membrana que las cubre por la parte interior (la más pegada al hueso) con ayuda de un paño de algodón, así absorberán mejor los sabores y quedarán más tiernas y podremos separar mejor la carne.
Untamos muy ligeramente con aceite para que se queden bien pegados los ingredientes del aliño.
Mezclamos los ingredientes del aliño, y frotamos la costilla por ambos lados, y por los bordes hasta que queden bien impregnada.
Llevamos a una olla con un poco de aceite bien caliente y las doramos bien primero por un lado y después por el otro. Podemos poner un poco de tomillo o romero, mientras las doramos para que se perfumen, pero esto es opcional.
Cuando ya estén bien doradas, tengan una costra dorada y hayan soltado parte de su grasa, retiramos de la olla y reservamos y quitamos el tomillo. En la misma cazuela sofreímos media cebolla cortada en brunoise, junto con 1 diente de ajo y un toque de pimentón. Añadimos la salsa de soja y la misma cantidad de vinagre blanco y dos buenas cucharadas de kétchup, revolvemos muy bien y en ese punto ya tendríamos una buena salsa barbacoa casera.
Ponemos las costillas de nuevo en la cazuela y las movemos bien para que se impregnen con la salsa que hemos preparado por todas partes. Las cubrimos completamente con Coca-Cola, no puedo decir la cantidad exacta, porque depende de la cantidad de costilla que pongamos.
A partir de ese momento, tapamos y dejamos hervir a fuego medio, moviéndolas de vez en cuando y procurando bañarlas con la salsa de vez en cuando. Ya sólo esperar a que el líquido se reduzca y quede una salsa espesa y brillante. Acompañamos de patatas fritas.
Preparamos un costillar de cerdo y lo partimos en dos o tres trozos. Retiramos la membrana que las cubre por la parte interior (la más pegada al hueso) con ayuda de un paño de algodón, así absorberán mejor los sabores y quedarán más tiernas y podremos separar mejor la carne.
Untamos muy ligeramente con aceite para que se queden bien pegados los ingredientes del aliño.
Mezclamos los ingredientes del aliño, y frotamos la costilla por ambos lados, y por los bordes hasta que queden bien impregnada.
Llevamos a una olla con un poco de aceite bien caliente y las doramos bien primero por un lado y después por el otro. Podemos poner un poco de tomillo o romero, mientras las doramos para que se perfumen, pero esto es opcional.
Cuando ya estén bien doradas, tengan una costra dorada y hayan soltado parte de su grasa, retiramos de la olla y reservamos y quitamos el tomillo. En la misma cazuela sofreímos media cebolla cortada en brunoise, junto con 1 diente de ajo y un toque de pimentón. Añadimos la salsa de soja y la misma cantidad de vinagre blanco y dos buenas cucharadas de kétchup, revolvemos muy bien y en ese punto ya tendríamos una buena salsa barbacoa casera.
Ponemos las costillas de nuevo en la cazuela y las movemos bien para que se impregnen con la salsa que hemos preparado por todas partes. Las cubrimos completamente con Coca-Cola, no puedo decir la cantidad exacta, porque depende de la cantidad de costilla que pongamos.
A partir de ese momento, tapamos y dejamos hervir a fuego medio, moviéndolas de vez en cuando y procurando bañarlas con la salsa de vez en cuando. Ya sólo esperar a que el líquido se reduzca y quede una salsa espesa y brillante. Acompañamos de patatas fritas.
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