miércoles, 10 de abril de 2024

MIGAS DEL PASTOR


Las migas, son una preparación culinaria de España y Portugal habitual a la hora del desayuno de la gente que se dedica a la trashumancia, a pueblos nómadas. Se elaboran principalmente con pedazos de la miga de pan acompañados de papada de cerdo o panceta y algo de chorizo.

Las migas posiblemente tengan su origen en el tharid musulmán un plato cuyos ingredientes eran pan candeal, no ácimo, al que se le añadía líquido, grasa animal y productos cárnicos tan apreciado en la cocina andaluza. En los territorios cristianos de la reconquista se elaboraba con pan, y se le acompañaba con pequeñas porciones de grasa de cerdo frita (torreznos) para distinguir a los comensales como cristianos viejos. La preparación se ha extendido con el devenir de los tiempos a lo largo de toda la península ibérica.

Antaño eran parte de la alimentación cotidiana (generalmente servidas como desayuno), poco a poco se han ido transformando en un plato de frecuencia semanal. Su uso ha pasado desde una elaboración fundamentalmente pastoril a plato de tasca y fonda.

Desde finales del siglo XX es frecuentemente elaborado y servido como una tapa en los bares de algunas zonas, perdiendo su entorno típicamente rural. La popularidad del plato en ciertos lugares de la cocina española hace que se celebren concursos anuales de elaboración y degustación de migas a lo largo de la geografía, generalmente en ocasiones de festividad. Se sirven por regla general calientes, pudiendo ser ellas mismas un plato o un acompañamiento.

Son un plato indicado para cuando el frío arrecia y para facilitar la digestión, nada más saludable que ponerse un buen calzado y caminar, caminar por nuestros campos españoles con tantos matices, y tantos olores a tomillo y romero, que da el inicio de la primavera.

De las migas nos habla Camilo José Cela en su delicioso “Viaje a la Alcarria”

“Por la plaza de la Hora se pone el sol. Enlutada una señora vela al señor. Suena triste una campana con suave amor. Por el cielo de Pastrana vuela el azor”

Ingredientes

1 pan de pueblo de dos o tres días de antigüedad
1 trozo de panceta
1 trozo de chorizo (yo le puse poco, por aquello de hacerlas más ligeras, pero va en gustos
1 cucharadita de pimentón dulce (opcional)
4 dientes de ajo

Para acompañar las migas, podemos servirlas con unos huevos o unas uvas, aunque sin nada están buenísimas

Elaboración

La víspera, cortamos el pan en pequeños trocitos, a pellizcos y depositamos en un bol amplio. Rociamos con agua, y tapamos con un paño húmedo. He indicado rociar, no empapar, se trata de humedecer las migas, no de mojarlas.

Al día siguiente ya, ponemos en la sartén la panceta de cerdo cortada en trozos, con los ajos. Retiramos los torreznos y los ajos cuando estén fritos.

Freímos el chorizo en este mismo aceite, y los retiramos. Yo no he utilizado el pimentón, el chorizo de León le da ya el sabor y el color necesario.

A continuación, añadimos los trozos de pan, ponemos de nuevo en el fuego, e ir dando vueltas hasta que se doren. Esto depende del pan: si es muy recio y poco jugoso, igual hay que añadir un par de cucharadas de agua, para que estén jugosas. Yo no lo hice, me gusta que queden crujientitas.

Cuando estén doradas, añadir de nuevo los ajos, y servimos inmediatamente. No admiten mucha espera.

No acompañé ni con uvas ni con huevos, el plato es en si mismo, absolutamente contundente. De esos platos ricos pero que no son precisamente ideales para una dieta saludable. Es, al menos en nuestro caso, un plato de capricho y una excepción. Están muy ricas…pero como expliqué en un principio, es un plato pensado para gente que trabaja fuerte.




No hay comentarios:

Publicar un comentario